Cortesía de El Carabobeño
total 11 adolescentes Se enfrentan a un juicio en Karabobo por participar en protestas postelectorales. El miércoles 2 de octubre, el juez del tribunal competente en materia de terrorismo Keidimar Ramos CastilloRealización de audiencias telemáticas para una de las partes Siete jóvenes De 15 a 17 años detenidos en Valencia.
24 horas después, otros dos menores fueron juzgados desde el Circuito Judicial Penal de San Juan de los Moros. Todos recibieron la misma medida, que a sus familias les pareció un guión preescrito.
Pese a vivir al sur de Valencia, fueron trasladados desde su cautiverio a la sede del tribunal, también en la localidad de Guaricena. El tercer menor detenido en Valencia no fue trasladado al Palacio de Justicia de la capital carabobo para la audiencia telemática, desconociéndose el motivo.
Como en las dos audiencias preliminares anteriores, el procedimiento fue el mismo. El fiscal solicitó una pena de 10 años de prisión por los delitos de terrorismo, instigación al odio, obstrucción de la vía pública y resistencia a la autoridad. En estos dos casos se añadió el uso inapropiado de uniformes e insignias militares. No hubo gran oposición. La defensora pública, Kelly Pérez, solicitó una revisión de la medida, lo que el juez Ramos negó.
Pero antes de hacerlo, Ramos reiteró el ofrecimiento: de ser declarados culpables, cumplirían 6 años y 8 meses, sin libertad condicional. De lo contrario, irán a juicio y correrán el riesgo de recibir hasta 10 años de prisión.
El joven, de 17 años, no aceptó. Irán a juicio incluso temiendo que la legitimidad no esté de su lado. Hasta ahora no ha sucedido: debieron presentarse dentro de los primeros 10 días de su detención, pero han pasado 63 y la audiencia preliminar fue este jueves.
En esta ocasión, los documentos que sus padres presentaron ante la defensoría pública para demostrar su inocencia tampoco fueron válidos. Lo que ha desaparecido es el tiempo y el dinero invertidos por sus padres: el juez afirma que no existen documentos circulados como prueba por la defensa.
Para algunos pañales
Para cumplir con sus deberes como nuevo padre, el joven de 17 años salió a comprar unos pañales. Aún estaba celebrando su graduación, el pasado 25 de julio. Pero el día 29, cuando regresaba con provisiones para su hijo de 7 meses, fue detenida por agentes policiales en el campo de El Combate, al sur de Valencia.
Su madre estuvo buscándolo toda la noche, tan pronto como llegó al mando policial o militar preguntó por el adolescente. Fue al hospital e incluso a la morgue. No lo entendió.
Decide ir al Fuerte Parama y le dicen que no está. La noticia de su desaparición se difundió a través de las redes sociales.
El miércoles 31 de julio, a las 15:00 horas, lo llamaron desde el Palacio de Justicia de Carabobo. Su hijo estaba allí y emocionada de verla, ella corrió y lo abrazó, con el permiso del defensor público en ese momento. Pero él le dijo que no lo hiciera: “Mamá, me duele todo, no me abraces, me golpearon terriblemente y me hicieron daño”.
El 'error fatal' de este adolescente echó a correr tras ver a la policía. “Fue una emoción, estaba asustado. Un oficial disparó dos tiros, al segundo se detuvo. Le quitaron el pañal, lo tiraron al suelo y lo patearon, le quitaron los zapatos y le hicieron ponerse zapatos de policía”. Bolivarianos era funcionario de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía Nacional.”
Confesó bajo tortura
En la sede de la policía de Valencia, donde su madre visitó varias veces y siempre negó la presencia de su hijo, fue torturado hasta que ella finalmente accedió a grabar un vídeo, dijeron sus familiares. “Lo hizo cuando lo amenazaron con romperle la cabeza. Admitió que recibió 30 dólares para ir a la protesta”.
Luego fue trasladado a la sede de la PNB en Los Guayos. Allí permaneció 15 días, casi sin comer porque desaparecieron los alimentos y las medicinas. “Tuvimos que pagar para que llegaran los medicamentos”.
Al igual que sus compañeros de prisión, cuando estuvo encarcelado en Karabobo compartió celda con presos comunes, algunos de los cuales padecían tuberculosis, según sus familiares. Luego los llevaron a una celda donde sólo retenían a menores de edad, pero empezaron a golpearlos todas las noches. Finalmente fueron llevados a San Juan de los Morros.
Si conduces, dispararemos.
En Lomas Funvale, cerca de su casa, fue detenido otro joven de 17 años. Salió de la casa de su novia embarazada alrededor de las 8 de la noche del 29 de julio. Funcionarios de la PNB DIP en varias motocicletas lo rodearon, le pusieron un rifle en la frente y lo amenazaron con dispararle si huía.
En la jefatura de policía lo golpearon y le quitaron los zapatos, obligándolo a usar botas militares. Ambos jóvenes fueron imputados por el delito de uso indebido de uniforme e insignias militares.
Su madre también fue a buscarlo a Fort Parramake, donde le dijeron que allí no había menores. El día 30 lo citaron en el juzgado de Karabobo.
Nadie tiene un abogado privado. No tienen derecho a acceder al mismo, ni a visualizar el expediente. Dicen que es ilegal.
Hace un mes, un defensor público en Caracas llamó a familiares para anunciarles los boletos de liberación de sus hijos a la capital. Los buscaron durante muchos días pero no pudieron encontrarlos. Sólo quedaron cuatro, sus hijos esperando.
Hoy ellas, como otras madres que comparten esta desgracia, están dispuestas a denunciar ante el mundo lo que les está pasando. “Permanecer en silencio fue un error, esta gente no tiene corazón ni respeto por la legitimidad”.
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