Por María Laura García
¡Tómate un breve descanso al día! Estos tiempos de tanta tensión nos exponen a la pérdida de la salud, por lo que nuestro corazón (espíritu) necesita recargarse de vez en cuando. ¿Quién puede mantenerse apartado o mantener la calma? No creo que haya nadie. Es por eso que debemos apoyarnos unos a otros porque la historia muestra que quienes se apoyan emocionalmente en tiempos difíciles son los que superan su adversidad.
Del amor a la oración y la acción los procesos de vida son claves para la supervivencia donde estamos ciegamente y con esperanza en un lugar dudoso.
Pon amor, amor y más amor en tu alma. Convicción y confianza. Fe y más fe Nosotros, los que seguimos a Dios, independientemente de nuestra religión, no podemos permitirnos ser dominados o atemorizados por sentimientos o personas oscuras. Dios recompensa un corazón que obedece su palabra.
Insisto, la historia nos dice que la fuerza de las buenas obras nos lleva a la victoria. No podemos responder al odio y al mal con la misma fuerza, debemos usar la fuerza, defender nuestros derechos, pero con razón y amor, dejando el miedo a un lado. El mal, tarde o temprano, morirá, se desvanecerá y querrá estar del lado correcto.
Recuerda y aunque se repita: “Un corazón con Dios es un alma feliz”. Un alma que es luz”. ¡Qué peor karma que el de aquellos que caminan en las sombras, viven con miedo y son despreciados tarde o temprano!
Si no vemos luz al final del túnel, ¿qué camino nos queda?
Para mí, humildad, resiliencia y esperanza.
La esperanza es un recurso que puede ayudarnos a no caer en la tristeza o la depresión, porque a partir de la fe, esta esperanza nos permite tener una firme convicción en el alma de que las cosas mejorarán pronto. Esa confianza actúa como motivador, dándonos fuerza y tranquilidad. Considere que, cuando se pierde o es difícil sentirlo, la vida se convierte en una ardua batalla contra los obstáculos.
Quienes nos aferramos a la esperanza cuando nos encontramos en situaciones difíciles tendemos a ser resilientes. Se habla mucho de resiliencia, pero ¿sabes qué es?
¿Qué es la resiliencia?
Resiliencia significa “ser capaz de adaptarse a las desgracias y dificultades de la vida”. Cuando todo se ve negro, ¿te recuperas de alguna manera o tomas posición?
Cuando tienes resiliencia, puedes aprovechar tu fuerza interior, de las experiencias que has tenido, para recuperarte de desafíos como perder tu trabajo, una enfermedad, un desastre natural, una ruptura o un arresto, o la muerte de un ser querido. Te sientes mal, pero decides seguir con tus cosas, al mismo tiempo te ocupas de todo, intentas solucionarlo.
Si le falta resiliencia, es probable que se quede atrapado en problemas o se sienta como una víctima. Incluso puede sentirse abrumado por formas poco saludables de afrontar la situación, como consumir drogas o alcohol, comer en exceso o adoptar conductas de riesgo.
Y les advierto, no se trata de ser un comedor de flores, claro que la resiliencia no solucionará nuestros problemas; Sin embargo, puede ayudarnos a dejarlos de lado, olvidar que los tenemos, encontrar formas de seguir con nuestra vida y gestionar mejor nuestro estrés y ansiedad, como ya he comentado.
Si no eres tan resiliente como deberías, puedes aprender cómo aumentar esta habilidad. Se trata de seguir adelante con nuestra vida, mientras, paralelamente, también intentamos encontrar soluciones a la crisis que atravesamos.
Otro llamado de atención es comprender que la resiliencia no significa soportar una situación difícil con resignación y mucho menos afrontarla solos, significa poder contar con el apoyo de otras personas y al mismo tiempo seguir adelante con nuestra vida.
¿Cómo ser resiliente?
Si quieres ser más resiliente, prueba algunos de estos consejos de los expertos, que aplico en mi día a día para seguir adelante sin desmayar:
1. Conéctese con los demás, establezca relaciones sólidas y saludables con sus seres queridos y amigos, ya que ellos pueden actuar como apoyo y orientación en los buenos y malos momentos.
2. Todos los días, haz algo que te dé una sensación de logro y propósito estableciendo metas claras que realmente puedas alcanzar.
3. Aprende del pasado y piensa en cómo has afrontado los problemas en otros momentos. Piensa en lo que te ha ayudado en momentos difíciles. Reafirmate a través de tus logros.
4. De vuelta al principio: “Tened esperanza”. Tengo claro que no podemos cambiar el pasado, pero siempre podemos mirar al futuro. Si te abres al cambio te resultará más fácil adaptarte y afrontar nuevos retos con menos ansiedad.
Comparte con otros para que juntos aprendamos a ser resilientes y calmar nuestra ansiedad actual.
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