Andrés Calleca, expresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), denunció este domingo que su pasaporte fue cancelado por las autoridades “sin justificación ni previo aviso”, como les ha sucedido a activistas de derechos humanos y periodistas en el país en los últimos días. Informes de varias ONG.
“En la página oficial del Saime (Servicio de Identificación, Inmigración y Emigración) aparece que fue cancelado sin ninguna explicación, sin ningún aviso, de modo que si tuviera la desgracia de estar fuera del país, me habría convertido en apátrida”. dijo el político.
Explicó que, ante las “advertencias que circulan desde hace varios días en las redes sociales” sobre la cancelación de pasaportes de personas críticas con el gobierno de Nicolás Maduro, optó por revisar el estado de su documento, cuya validez, aseguró. . , expirará en 2032.
“Es una medida de intimidación, de terror, de eliminar toda movilización y toda protesta civil (pero) en mi caso hacen perder el tiempo”, continuó Caleca, quien considera que las medidas están “dirigidas muy seria y reflexivamente a insultar “al pueblo”. quien rechazó los resultados oficiales de las elecciones del 28 de julio, que aprobaron la victoria del presidente Maduro.
Según él, la cancelación de pasaportes es “la cuestión menos grave” dentro de la “escalada opresiva sin precedentes” en la que el país está sumido en una crisis política debido a la cuestión de la oposición mayoritaria. Según la ONG Prova, el gobierno anunció la victoria de Maduro en las elecciones, lo que desató protestas que dejaron 24 muertos.
El CNE, que dice haber sido víctima de un ciberataque el día de la votación, aún no ha publicado resultados aislados que confirmen la victoria de Maduro, un silencio que ha sido cuestionado por numerosos países y organizaciones, incluido el Centro Carter, que participó como un observador en las elecciones.
Por su parte, la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), confirmó que su candidato, Edmundo González Urrutia, había ganado la carrera por un margen del 37%, lo que provocó quejas ciudadanas y posteriores policías y militares que abandonaron más de 2.400 prisioneros.