El ministro de Asuntos Exteriores, Iván Gill, afirmó este viernes que recibió una copia del saludo del nuevo embajador de España en Venezuela, Álvaro Albacete, a quien el ministro expresó su deseo de fortalecer las relaciones de “respeto mutuo” entre ambos países.
“He recibido copia del estilo de Álvaro Albacete, nuevo embajador de España en Venezuela, a quien le hemos transmitido el deseo del Gobierno Bolivariano de fortalecer las relaciones de respeto mutuo entre nuestros países, siempre de acuerdo con los principios establecidos en la Carta de los Estados Unidos”, dijo Gill en un telegrama.
El canciller refrendó el deseo del ejecutivo chavista de ampliar la cooperación económica en “varias áreas de interés común”, sobre lo que no dio más detalles.
Este viernes, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albarez, afirmó que España hará todo lo que esté en sus manos para que el 10 de enero, fecha en la que toma el poder el nuevo Gobierno de Venezuela, “gane la verdad venezolana”. En la votación electoral
“Vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance, ya lo estamos haciendo, para que gane la voluntad de los venezolanos y sea pacífica”, dijo en una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado, indicando que cree Cualquier solución es “verdaderamente venezolana”, en democracia puede ser “pacífica” y “progresista”.
Pese al Consejo Nacional Electoral (CNE), Albares confirmó minutos antes de asistir a la comisión que se concedería el estatuto de asilo a Edmundo González Urrutia, exiliado en España desde septiembre y a quien la oposición afirma que ganó las elecciones presidenciales del 28 de julio. Gana Nicolás Maduro.
Tanto el Congreso y el Senado españoles, como el Parlamento Europeo y algunos gobiernos, reconocieron a González Urrutia como presidente electo de Venezuela, mientras que el gobierno español liderado por Pedro Sánchez apoyó el reconocimiento, pero no lo concedió. Al actual presidente Nicolás Maduro.
El líder venezolano ha expresado públicamente su deseo de regresar a su país para asumir la presidencia, incluso a riesgo de ser arrestado.