El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha aprobado el suministro de las controvertidas bombas de racimo que existen en el arsenal del Pentágono a Ucrania, un anuncio confirmado este viernes, recogido en la prensa estadounidense.
La decisión se produce después de que organizaciones como Human Rights Watch (HRW) instaran a Washington a no proporcionarlas, lo que elude las restricciones legales existentes sobre la producción, uso y suministro de este tipo de armas.
El periódico The Washington Post señaló que los ucranianos se enfrentan a la disminución de las existencias de munición de artillería convencional suministrada por Occidente, y existe una creciente preocupación por una lenta contraofensiva ucraniana contra las tropas rusas en el sureste.
Mykhailo Podoliak, asesor de la oficina presidencial de Ucrania, defendió el suministro de bombas de racimo por parte de Estados Unidos el jueves y dijo que “los ‘activistas de derechos humanos’ están lanzando una agresiva campaña de cabildeo… no para expulsar a Rusia de las Naciones Unidas, sino torpedear el suministro de armas a Ucrania”.
La OTAN se levantó de brazos
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó este viernes que corresponde a cada estado miembro de la alianza individualmente decidir si entrega bombas de racimo a Ucrania.
“Depende de los aliados individuales decidir sobre la entrega de armas y suministros militares a Ucrania y no de la OTAN como alianza, lo decidirá el gobierno”, dijo el político noruego en una cumbre de líderes aliados en Vilnius la próxima semana.
Las bombas de racimo se detonan en el aire sobre un objetivo, liberando docenas de pequeños explosivos sobre un área amplia, muchos de los cuales no detonan, creando problemas de seguridad a largo plazo para la población civil.
Debido a la letalidad de estas armas entre la población civil, 123 países adoptaron una convención en 2008 que prohíbe el uso de bombas de racimo. Cabe señalar que 111 países son parte del tratado, mientras que solo 12 son signatarios. Sin embargo, Estados Unidos, Ucrania, Rusia, China e Israel no se sumaron a este acuerdo.
Tras la adopción del tratado, el 99% del arsenal de bombas en cuestión fue destruido, según datos de la Coalición contra las Municiones en Racimo. En particular, los países parte del tratado destruyeron aproximadamente 1,5 millones de municiones y 178 millones de submuniciones.
España firmó y ratificó la “Convención de Dublín” entre 2008 y 2009, por la que los países signatarios se comprometen a nunca utilizar, desarrollar, producir, adquirir, almacenar, retener o transferir municiones en racimo. Este es un tema muy espinoso para la actual Presidencia española del Consejo de la Unión Europea.
Rusia condenó un paso más en la escalada
El representante permanente de Rusia ante Naciones Unidas, Vassily Nebenzia, aseguró este jueves que si se confirma la información de que EE.UU. anunció la entrega de bombas de racimo a Ucrania, es “un paso más hacia la escalada” del conflicto.
El mismo día, el New York Times y Reuters informaron, citando fuentes anónimas del gobierno estadounidense, que la Casa Blanca se estaba preparando para suministrar a Kiev las armas en cuestión. Dos informantes especificaron a la agencia que se utilizarían proyectiles de racimo en obuses de calibre 155 mm.
También detallaron que la entrega, que sería parte de un nuevo lote de ayuda militar a Kiev, supuestamente sería financiada a través de la disposición que permite al presidente transferir materiales y servicios de las reservas estadounidenses sin la aprobación del Congreso durante emergencias.