con una espátula
Su energía la delata, siempre se muestra con una sonrisa en el rostro, es intensa, apasionada, de carácter fuerte, competitiva, soñadora y sobre todo una mujer de fe. Su nombre es María Rosa García. @coachmariarosaherbal Y en #Soyvenezolano dice @nandasalas Cómo la inmigración les enseñó a vivir sin ataduras ya ser fuertes.
“Vinimos a Panamá buscando seguridad y la encontramos, así que cada vez que nos sentimos vulnerables, recordamos por qué dimos este paso, y nos da un poco más de fuerza para nuestras niñas, y nos da coraje.“, aseguró.
María Rosa García es la cuarta de cinco hermanos, hija de Margarita y Germán García, esposa, madre y líder.Indiscutible del autodenominado “monstruo”.“
“Lo primero que tengo que decir con orgullo es que vengo de una hermosa familia, toda la familia la criamos en nuestra tierra venezolana, mis padres son muy venezolanos, ambos son maestros.”, dice con una sonrisa.
La vida familiar lo mantiene atado a Venezuela, pero la inseguridad lo obliga a buscar nuevos rumbos.
“La verdad que me costó mucho armarlo, yo era de esos venezolanos que decían que de aquí nadie me iba a sacar, y luché mucho, no solo a mí, también a mi esposo, éramos muy involucrado en ello. Todo este proceso está buscando una Venezuela diferente, y era como si alguien dijera que era difícil decidirse.“
Llegaron a Panamá en septiembre de 2015 con seis maletas y muchos sueños rotos; Sueños que se han reescrito poco a poco con el apoyo de grandes amigos y extraordinarias oportunidades. Un cambio de vida que los unió como una unidad familiar y les enseñó a vivir sin apego ya ser fuertes.
“Estar lejos de Venezuela va a doler hoy, mañana y siempre”, dice María Rosa entre lágrimas.