con una espátula
Un mes después de un sangriento ataque de Hamas que conmocionó a Israel, el conflicto en curso del ejército israelí y los ataques de represalia en la Franja de Gaza continúan perturbando la vida cotidiana de israelíes y palestinos.
Los comandos de Hamás entraron en el sur de Israel el 7 de octubre y lanzaron una ofensiva que mató a 1.400 personas, en su mayoría civiles.
Este sangriento ataque sacudió a la sociedad israelí hasta sus cimientos. Las fotos de las víctimas, muchas de ellas quemadas o mutiladas, conmocionaron a la opinión pública.
La detención de más de 240 personas, la mayoría civiles, ha aumentado las tensiones políticas y plantea un enorme desafío para el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Netanyahu prometió “acabar” con Hamás y lanzó una ofensiva contra la Franja de Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, con 2,4 millones de residentes.
Los incesantes bombardeos y ataques terrestres israelíes asolaron este territorio palestino, gobernado por Hamás desde 2007, donde la destrucción ha dejado un paisaje omnipresente.
El Ministerio de Salud de Hamas dijo que al menos 9.770 personas habían muerto en ataques israelíes y dijo que la mayoría eran civiles.
“Gaza se ha convertido en la tumba de miles de personas inocentes”, dijo el periódico palestino de amplia circulación Al Quds.
En Israel, el periódico de izquierda Haaretz afirmó que “los cambios provocados por la guerra son totales”.
“La pérdida de vidas, los daños, la ansiedad, la agenda política del país y la completa reversión de las viejas convenciones políticas”, dijo.
“polvorín”
El conflicto está generando temores de tensiones en la región. Irán, aliado de Hamás y del movimiento libanés Hezbollah, advirtió en octubre que la situación podría salirse de control y dijo que Oriente Medio era un “polvorín”.
Estados Unidos envió asesores militares a Israel y desplegó dos portaaviones en el Mediterráneo oriental.
Israel ha alertado a sus tropas a lo largo de la frontera libanesa en caso de que Hezbolá entre en guerra.
Después de casi un mes de silencio, el jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, pronunció el viernes un discurso largamente esperado, advirtiendo que la “guerra total” era “realista” y culpando a Estados Unidos por el conflicto.
El portavoz del Pentágono, Patrick Ryder, indicó que no creía que Hezbolá fuera a intensificar el conflicto y dijo a la BBC que era posible “evitar un conflicto regional mayor”.
Para Avi Melamed, experto israelí en Oriente Medio, es posible que Hezbollah “incendie” la región.
“Sus capacidades militares son diez veces mayores que las de Hamás”, afirmó a la AFP. “Pueden causar un gran daño al Estado de Israel”.
El ejército israelí ha dicho que se está preparando para un aumento en Cisjordania, una región ocupada desde 1967 y donde la violencia ha aumentado desde el inicio del conflicto.
“Radicalización”
Hasta el 7 de octubre, Israel era reconocido por su fuerza militar y sus capacidades de inteligencia.
“Ya no duermo”, dijo Sarit Zehavi, madre de tres hijos que vive en el norte de Israel. Zehavi es un teniente coronel en las reservas y teme que Hezbolá replique los ataques de Hamás y se infiltre en la región para “matar y masacrar”.
Omar Ashur, un palestino residente en Gaza que tenía ocho años cuando se fundó el Estado de Israel en 1948, describió la situación como “peligrosa”.
“Tengo miedo (…) de que esto conduzca a una segunda Nakba (catástrofe en árabe)”, afirmó, en referencia a los aproximadamente 760.000 palestinos expulsados por la ONU.
Netanyahu ha rechazado cualquier alto el fuego temporal, diciendo que equivaldría a una “rendición”.
Abu Obeidah, portavoz del brazo armado de Hamás, prometió que “Gaza será un cementerio y un pantano para el enemigo”.
“La perspectiva de un acuerdo pacífico es muy remota”, afirmó Claude Klein, ex decano de la facultad de derecho de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“Lo ocurrido el 7 de octubre fortalece a quienes afirman en Israel que no hay conversaciones de paz”, indicó.
Para el ex ministro de la Autoridad Palestina, Ghassan Khatib, que ahora es académico de la Universidad Bir Zeit en Cisjordania, “se ha fortalecido la radicalización en ambos lados del conflicto y el escepticismo sobre una solución pacífica”. AFP