con una espátula
Como una especie de bandera de la victoria, la pancarta amarilla se ha apoderado de la fachada del centro comercial el año pasado. Estas son las características de Cashier, una empresa que opera microfinanzas bajo el modelo “compra ahora, paga después”, generando un fenómeno entre una población que no conoce el crédito bancario desde hace al menos cinco años.
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En las últimas semanas, el cajero se ha convertido en un tema constante de conversación en las redes sociales, en el contexto de que las opciones de financiamiento popular privado han cobrado gran importancia para los venezolanos, ya que pueden afrontar ciertos costos, reduciendo el impacto inmediato en sus bolsillos. Y cuando ven que los préstamos bancarios tradicionales son inasequibles.
A partir de 2021, la economía de Venezuela comenzó a mostrar signos de recuperación luego de perder el 80% de su producto interno bruto (PIB) en 2013. Este tímido retorno se basó en una dinámica principalmente comercial, caracterizada por la venta de bienes importados a bajos precios. Precios, mientras la producción nacional se mantiene en el nivel más bajo.
Esta dinámica se mantuvo a flote para el consumo de la población que adquirió estos bienes importados y luego de la dolarización de facto. Sin embargo, la inflación del bolívar y del dólar, así como el estancamiento salarial, llevaron a un breve límite a esta ola de consumo.
En el último trimestre de 2022 y a lo largo de 2023, el consumo se ha desacelerado significativamente y también la actividad económica. El bajo poder adquisitivo de la población y la falta de crédito personal crearon un cóctel que asfixió el poco consumo que existía en el país.
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