con una espátula
Después de tres años en una prisión estadounidense, Alex Saab abordó un avión la mañana del 20 de diciembre con destino a Caracas, donde se espera que sea recibido como un héroe por el gobierno de Nicolás Maduro.
El barranquillero que posee la información más sensible del régimen, y al que se acusa de ser su testaferro, no sólo tenía deudas pendientes con Estados Unidos, donde fue acusado de lavar las ganancias obtenidas con sus violaciones. La Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) se refiere a la práctica de pagar un soborno con el fin de aprovechar un sistema cambiario controlado por el gobierno venezolano.
También tiene una gran deuda con el gobierno colombiano. Su liberación, en un intercambio de prisioneros entre la Casa Blanca y el gobierno de Maduro, no borra este camino hacia los cargos judiciales. Si Saab alguna vez pusiera un pie en Colombia, probablemente sería encarcelado.
SEMANA cuenta con varios documentos judiciales que muestran el arsenal de información que tienen las autoridades sobre el empresario barranquillero.
Según un documento del Comisionado Presidencial contra el Crimen Organizado, “A través de una sofisticada red de empresas fantasma, socios comerciales y familiares, Saab malversó decenas de millones de dólares en todo el mundo”.
“Saab inició su carrera en Barranquilla, vendiendo llaveros promocionales y luego uniformes de trabajo. En 2010 conoció a Álvaro Pulido Vargas (nombre real Alemán Enrique Rubio Salas), sobrino de la senadora colombiana Piedad Córdoba, cercano a Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Esta conexión le permitió iniciar su negocio en Venezuela”, agrega el texto.
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