Al menos once sacerdotes, incluido un obispo, han sido arrestados en Nicaragua desde el 20 de diciembre en medio de crecientes tensiones entre la Iglesia católica y el gobierno de Daniel Ortega, según activistas humanitarios, opositores y medios nicaragüenses exiliados.
Entre los últimos detenidos se encuentran monseñor Silvio Fonseca, vicario familiar de la Arquidiócesis de Managua; Miguel Mántica, de la Iglesia San Francisco, también en la capital; y Marcos Díaz, de la Diócesis de León (Noroeste), según esta fuente.
También fueron detenidos los sacerdotes Gerardo Rodríguez, Michael Monterrey y Raúl Zamora, quienes dirigen servicios religiosos en iglesias de Managua, informaron medios nicaragüenses publicados en Costa Rica.
Estos arrestos se suman a los del obispo Isidoro Mora y dos seminaristas el 20 de diciembre, seguidos la semana pasada por el vicario general Carlos Avilés de Managua y los sacerdotes Héctor Treminio, Fernando Calero y Pablo Villafranca.
Martha Molina, abogada especializada en iglesias nicaragüenses exiliadas en Estados Unidos, proporcionó a la AFP la lista de los 11 detenidos.
Ni el gobierno ni la policía de Nicaragua han abordado aún las acusaciones.
El miércoles pasado, la vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, llamó “el diablo” a las personas religiosas que, según ella, siembran “odio” en el país.
víctima violenta
El obispo Silvio Báez, que abandonó Nicaragua en 2019, condenó la “persecución” contra la Iglesia y pidió la solidaridad de los obispos del mundo.
“Esta semana la dictadura sandinista lanzó una terrible cacería contra los sacerdotes, encarcelando a varios de ellos, además de los dos obispos ya encarcelados”, dijo en la red social X (antes Twitter).
Báez pidió a las conferencias episcopales mundiales no “abandonar” a la Iglesia nicaragüense, “mostrar solidaridad y alzar la voz en condena a esta opresión de la dictadura”.
El salvadoreño-español José María Tojira, portavoz de los jesuitas en Centroamérica, dijo en X que los “perseguidores” de la Iglesia siempre terminan en el fracaso.
“Al atacar a la iglesia no hacen más que cavar su propia destrucción”, afirmó.
La orden de los jesuitas fue clausurada en Nicaragua en agosto y sus universidades fueron confiscadas por el gobierno.
Medios como La Prensa, Confidencial y 100% Noticias, que se publican en Costa Rica, han citado en sus denuncias fuentes religiosas, entre ellas los abogados Molina y Yonarqui Martínez y la activista de derechos humanos Heidi Castillo, todos en el exilio.
“Desaparición forzada”
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó este jueves la “desaparición forzada” del obispo Mora y la “nueva ola de detenciones religiosas” en Nicaragua.
Mora, de 53 años, ahora tiene dos obispos.
Rolando Álvarez, de 57 años, fue sentenciado a 26 años el 10 de febrero por traición, difusión de noticias falsas y difamación, un día después de que se negó a viajar a Estados Unidos con 222 disidentes encarcelados.
Álvarez prefirió la prisión al exilio y no estaba entre los 12 sacerdotes liberados en octubre y enviados a Roma después de un acuerdo oficial con el Vaticano.
Las relaciones entre la iglesia y el gobierno se deterioraron en medio de las protestas de 2018, cuando Ortega acusó a figuras religiosas de apoyar a la oposición en lo que consideró un intento de golpe.
Según datos de la ONU, más de 300 personas han muerto en las protestas.
Una investigación de Molina sostiene que desde 2018 ha habido 740 ataques contra la Iglesia y que 176 sacerdotes y monjas han sido excomulgados, exiliados o con prohibición de entrada al país.