con una espátula
A pesar de las críticas internacionales por la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, tres meses después de la operación militar contra el grupo Hamás, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó: “La guerra no debe parar”.
“Hace tres meses Hamás cometió una terrible masacre contra nosotros”, dijo Netanyahu, refiriéndose al ataque del grupo islamista del 7 de octubre que incluyó el lanzamiento de casi 3.000 cohetes y la incursión simultánea de un número igual de milicianos, que llevaron a cabo masacres. 1.200 personas y secuestraron a otras 250 en ciudades israelíes cercanas a la Franja.
“Mi gobierno ha ordenado a las Fuerzas de Defensa de Israel ir a la guerra para eliminar a Hamás, liberar a nuestros rehenes y garantizar que Gaza nunca más sea amenazada”, decía un comunicado de su oficina.
“La guerra no debe parar hasta que alcancemos todos los objetivos”, subrayó.
La ofensiva militar forzada de Israel por aire, tierra y mar en el enclave palestino ha matado a unas 23.000 personas y ha herido a más de 58.000, además de haber desplazado a dos millones -casi toda la población de Gaza- que viven en el medio. Entre la crisis humanitaria sin precedentes, el colapso de los hospitales, el estallido de epidemias y la falta de agua potable, alimentos, medicinas y electricidad.
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