Por María Laura García
Según los expertos en comportamiento humano y salud mental, la fuerza de voluntad es la clave para lograr cualquier cosa que te propongas en la vida. De hecho, se dice que nada es lo suficientemente difícil si se tiene fuerza de voluntad. En particular, estoy totalmente de acuerdo. Ahora me pregunto, ¿esta cualidad de la personalidad o del carácter de una persona nace en nosotros o podemos desarrollarla?
Esta preocupación surgió en mí porque leí: “Buena parte del éxito o del fracaso en la vida personal depende de la educación de la voluntad”. Ahora bien, ¿podemos “educar” ese deseo, que los expertos definen como la “joya de la corona”? comportamiento”? ¿Por qué sería tan importante?
Empecé por ahí entonces, la fuerza de voluntad es la clave para conseguir lo que queremos, porque quien lo desea tiene más posibilidades de hacer realidad sus sueños. Porque les llevará a trabajar con constancia, aunque hay que sumar otras cualidades: inteligencia emocional, mente estratégica y organización. En definitiva, voluntad e inteligencia forman una pareja decisiva en la formación del individuo. Permítanme simplificarlo: un burro es fuerte pero eso no significa que se convertirá en un Einstein, o como Maradona, que tenía dotes tácticas y habilidad física pero su voluntad casi le falló.
¿Qué es el deseo?
La voluntad es la capacidad o energía mental de trabajar siempre para lograr las metas que nos proponemos. Mantiene siempre nuestra mente y energía por encima de la pereza, el desánimo y/o el miedo. Tenga la confianza y la paciencia para seguir intentándolo y no desanimarse por resultados inmediatos o inesperados. Los “voluntarios” son aquellos que saben esperar, no tener miedo y seguir adelante a pesar de las circunstancias negativas. Una persona de voluntad fuerte es una persona fuerte, decidida y decidida. Etimológicamente, la palabra voluntad proviene del latín voluntas-tatis, que significa querer.
Deseo y esfuerzo inmaduros, pero a la menor dificultad se cansan y fijan la mirada en otros deseos, no tienen el crecimiento espiritual que insiste en la sutileza y la pasión. Mientras tanto, el voluntarioso quiere tanto en lugar de desear que, con razón y para evitar distracciones, cae y se levanta una y otra vez hasta alcanzar su meta, no pierde.”Enfocar“Entonces queda claro que el deseo es más emocional y ligado al deseo.
¿Cómo nos educamos a nosotros mismos y a la voluntad de los demás?
Educar significa hacer de alguien una persona; Ayúdalo a desarrollarse de la mejor manera posible en diversos aspectos de la naturaleza humana y los padres son los primeros educadores. Con vuestro ejemplo, los padres y las madres pueden inculcar ese deseo en sus hijos, inculcándoles entusiasmo y valores. Cuando las madres y los padres son firmes en sus intenciones, sus hijos seguramente comprenderán y aprenderán la voluntad de seguir adelante, incluso cuando haya dificultades.
Para lo cual es necesario comenzar por enseñarles a sus hijos la importancia del esfuerzo y el sacrificio, que es la clave para lograr cualquier cosa. Es más, debemos aprender que, a veces, con suficiente perseverancia y disciplina, no podemos conseguir nada. Así aprenden nuestros hijos a afrontar y superar la frustración.
Cuando la voluntad se forma a base de un entrenamiento constante, siempre buscaremos lo mejor, a pesar del cansancio, y con determinación podremos elegir algo que no nos gusta pero que es mejor para nosotros, es decir, siempre lo estaremos. Capaz de aspirar a lo mejor y tener una visión clara del futuro.
A parte de lo que vemos en casa, podemos desarrollar la fuerza de voluntad a través de la repetición de tareas donde uno mismo se vence, haciendo una y otra vez lo que no nos resulta cómodo y placentero. No es más que un hábito. En definitiva, se trata de enfatizar en la adquisición de hábitos positivos, uno de los cuales, el principal, es el deseo y luego la perseverancia.
Hay que quitar la vista de la gratificación inmediata porque normalmente lo más valioso es lo que más esfuerzo nos cuesta. La formación del deseo tiene un trasfondo ascético, trabajador y costoso que está estrechamente relacionado con la motivación, es decir, sentirse atraído o necesitado de lo que se quiere lograr. El que sabe lo que quiere tiene voluntad de luchar.
La voluntad está asociada con el orden, la disciplina y el poder de dominar las emociones. Debido a que la voluntad es alta, uno está bien guiado y no se deja llevar por los estímulos inmediatos. Significa ser asertivo, persistente, perseverante y no darse por vencido cuando las cosas empiezan a costar más de lo necesario.
Por tanto, el deseo está ligado a la disciplina de nuestro lugar, habitación, oficina o área de trabajo, organización para no extendernos en diferentes asuntos, en fin, repito esta palabra: “estructura”.
Una persona con voluntad logra lo que se propone si persiste, sin embargo, nunca deja de desarrollarse o, en otras palabras, requiere un esfuerzo para mantenerlo en sintonía, implicando un “trabajo” que solo termina cuando morimos. porque la gente siempre, como leí recientemente, “Una sinfonía inacabada”.
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