Según el Instituto de Estadística (Indec), los venezolanos han tomado protagonismo en los flujos migratorios hacia Argentina, donde actualmente son la tercera comunidad más grande después de paraguayos y bolivianos, representando alrededor del 8,4% de los 46,65 millones de habitantes.
Un total de 522.598 paraguayos, la mayor comunidad extranjera del país, representan el 27% del total de inmigrantes, seguidos de 338.299 bolivianos (17,5%) y 161.495 Venezuela.
Según el censo de población de 2022, Argentina tiene alrededor de 1,93 millones de residentes extranjeros, el 4,2% de su población total, la tasa más baja desde que comenzaron los registros en 1869.
“En Venezuela trabajaba y no podía permitirme nada. Aquí al menos tengo para alimentar a mis dos hijos, de 6 y 11 años, y para una casa”, dijo a la AFP Patricia Rondón, de 30 años.
Rondón es empleado de un negocio de comida tradicional venezolana en Buenos Aires, donde anteriormente trabajó como vendedor ambulante, cajero y niñera.
Los migrantes forman parte de los 7,7 millones -el 25% de la población, según Naciones Unidas- que han abandonado Venezuela desde 2014, un país rico en petróleo pero sumido desde hace años en una grave crisis política, económica y social. En una década, su PIB se contrajo un 80%.
En el segundo grupo de inmigrantes latinoamericanos en Argentina se encuentran los peruanos (156.251 personas), los chilenos (149.082) y los uruguayos (95.384 personas).
Hace más de un siglo, en 1914, el 29,9% de la población argentina era extranjera, en gran medida debido a oleadas de inmigración procedentes de países europeos.
“Se confirma la tendencia decreciente de la participación de la población no nativa respecto del total de la población que vive en hogares privados, una constante del tercer milenio”, afirmó el Indec.
Al mismo tiempo, mientras los residentes de países no vecinos (24,5%) se duplicaron en una década, los inmigrantes europeos se redujeron a la mitad (8,3% del total).
Como inmigrante, Rondón describió los mismos problemas de falta de vivienda que existen en Buenos Aires, donde la oferta de alquiler es mínima y reducida a precios históricos muy altos.
“No puedes alquilar si tienes hijos, la mayoría de los propietarios no aceptan niños, y no sólo los venezolanos”, dijo la mujer, que vive con su familia en un apartamento de una habitación con cuatro niños.