Después de las elecciones presidenciales en Guatemala, la crisis política de larga data se intensificó. En octubre del año pasado, los manifestantes bloquearon carreteras y paralizaron el país durante más de 10 días para defender su voto y su sistema democrático.
La madrugada del 15 de enero, en Guatemala, Bernardo Arévalo, un académico de 65 años, asumió la presidencia luego de un retraso de 12 horas, debido a diferencias con el Congreso y la acción de legisladores de oposición que intentaron bloquear el traspaso de mando. . Unos meses antes de asumir el cargo, Arévalo ya había declarado “un golpe técnico” en su contra luego de que su partido Semilla fuera suspendido por el tribunal electoral.
Si bien estaba en juego la transferencia de poder al presidente saliente, la recepción de Arévalo en la comunidad internacional fue importante y, además, tuvo implicaciones sobre lo que la práctica de la democracia en Guatemala podría significar a nivel internacional.
periodista Marilla CastánHabló fundador del medio digital guatemalteco Nuevas Historias CocuyoClaroyRaspao El jueves 18 de enero, cómo se vivió el proceso de transición en el país, donde Alejandro Giammatei gobernó hasta la llegada de Arévalo, no acudió a la indagatoria como jefe de Estado.
Señaló que Arévalo es un símbolo de la lucha contra la corrupción en su país y hay muchas esperanzas para el período que gobernará del 2024 al 2028, pues es hijo del expresidente guatemalteco Juan José Arévalo, quien revolucionó a la nación centroamericana con la creación de organismos gubernamentales como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social.Historia democrática, aún vigente.
“Somos un país donde hay muchos problemas de corrupción, de impunidad. Creemos que es una persona (Bernardo Arévalo) que puede implementar cambios importantes en salud, educación, ese cambio se lo debemos a los 48 cantones y comunidades indígenas que apoyaron estos procesos democráticos, salieron a las calles a exigir el respeto a nuestro voto. Este voto es de ellos y de su formación y se ha conseguido gracias a la capacidad de movilización”, afirmó el periodista.
Y la prolongada crisis política de Guatemala se intensificó después de las elecciones presidenciales. En octubre del año pasado, los manifestantes bloquearon carreteras y paralizaron el país durante más de 10 días para defender su voto y su sistema democrático.
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