con una espátula
Carlos Salazar Larez, ingeniero y activista cívico venezolano que hace unos días grabó remotamente al empresario Alex Saab cerca de Nicolás Maduro comprando en la Isla de Margarita, fue detenido por las autoridades antes de subir el video a las redes sociales. Hasta el momento no se sabe nada más sobre la generosidad de Salazar. Sus familiares están a la espera de la respuesta de las autoridades para poder presentarlo ante los tribunales. Su caso es en parte similar al de Víctor Venegas, un líder docente que organizó protestas exigiendo mejores salarios en la ciudad de Barinas, quien fue encarcelado por cargos de terrorismo. También fue detenido por la policía política John Álvarez, un estudiante de antropología que denunció haber sido torturado durante el interrogatorio. O los seis sindicalistas que organizaron protestas exigiendo mejores salarios en el sector sanitario, condenados a 16 años de prisión por sedición, fueron todos liberados. después, Junto a Álvarez, en su marco puerta giratoria De Barbados o Nelson Piñero, activista político, acusado de violar leyes contra el odio en las redes sociales.
Por Alonso Moleiro / elpais.com
A todos estos casos se suma la detención en el penal de El Helicoide de Rocío San Miguel, una respetada activista venezolana, experta en asuntos militares. La captura expuso la cara más opresiva del chavismo en un momento crucial para definir el calendario electoral. San Miguel fue detenido en el aeropuerto de Maiketia a las cinco de la mañana, cuando se disponía a partir para un viaje a Miami, también fue detenida su hija Miranda. Las autoridades han alegado que el nombre de Nicolás Maduro surgió durante el interrogatorio realizado por los agentes que lo arrestaron en una operación para desbaratar un presunto complot golpista.
El 22 de enero, la Fiscalía General anunció la detención de 32 personas, “civiles y militares”, acusadas de organizar un complot para deponer o asesinar al presidente. Las órdenes de aprehensión incluían a personas como la periodista Sebastiana Barez, especializada en fuentes militares, y la abogada y defensora de derechos humanos, Tamara Suzu, ambas en el exilio.
El fiscal general del régimen chavista, Tarek William Saab, ha anunciado que finalmente se han celebrado audiencias preliminares contra seis ciudadanos acusados de participar en la Operación Brazalet Blanco, entre ellos San Miguel y sus familiares. El chavismo denunció el complot hace dos semanas, poco después de la firma de los Acuerdos de Barbados y la liberación del empresario Alex Sabre.
“En dicha audiencia, los fiscales del Ministerio Público solicitaron medida privativa de libertad contra la ciudadana Rocío San Miguel por los delitos de traición, conspiración, delincuencia y terrorismo contra la patria”, informó Saab en un medio. El comunicado también solicitó la privación de libertad preventiva para el militar en retiro Alejandro González de Canales, exsocio de la Fiscalía de San Miguel, “comisión acusada del delito de revelación de secretos políticos y militares relacionados con la seguridad de la nación, obstrucción de la administración Justicia y asociación.
Saab informó que la Fiscalía solicitó al juzgado “medidas cautelares consistentes en comparecencias periódicas ante el tribunal”, incluidos los otros cuatro detenidos, los familiares de San Miguel, su hija y sus dos hermanos, quienes estuvieron de acuerdo. En defensa de San Miguel, fueron desaparecidos forzadamente en 72 horas sin saber su paradero.
“Pronóstico en Venezuela: del marrón al oscuro”, comentó en un punzante tuit el historiador, escritor y académico Elías Pinto Iturita, una voz influyente en el país, al calibrar la actual situación política. La judicialización de los hermanos y familiares de San Miguel ha extendido el miedo a las instituciones sociales nacionales y la resistencia, si no mimesis, de muchos actores sociales en la esfera democrática. A medida que pierde popularidad, el gobierno venezolano ha llegado a considerar cualquier acercamiento civil al poder por parte de sus oponentes.
No sólo se desconocía el éxito político de las conversaciones preliminares de la oposición el 22 de octubre, sino que uno de sus organizadores, Roberto Abdul de Sumate, fue acusado judicialmente. Hace unos días, en la localidad de Charalave, a media hora de Caracas, un grupo de militantes chavistas volvió a atacar a los conversos al comando de María Karina Machado, hiriendo gravemente a seis de ellos. Tal enfoque está protegido por la Furia Bolivariana, un lema que representa el estado de alerta máxima bajo Nicolás Maduro, invocado cuando la presencia en el poder está amenazada. Además, el Estado revolucionario chavista ha comenzado a explorar normas judiciales hostiles, como procesar a los familiares de opositores políticos.
Por su parte, el Foro Civil, ONG de derechos civiles y políticos, “rechaza la desaparición forzada y detención arbitraria de Rocío San Miguel, un referente de la protección de los derechos humanos en Venezuela”. Condenando “una campaña viciosa desde el exterior contra el sistema de justicia y el Estado venezolano” y considerando que la investigación de San Miguel se llevó a cabo “dentro del plazo legal correspondiente y con estricto apego a los derechos humanos y las garantías constitucionales”, el Fiscal General, Tarek William Saab, señaló que “Las voces que quieren apoyar crímenes y ataques contra el pueblo y la nación venezolana serán nuevamente derrotadas por la convicción pacífica y democrática de la mayoría del país”.