con una espátula
Un niño de siete años que sufrió una herida de bala en la cabeza después de que su madre abriera fuego en una iglesia evangélica de Houston (Texas) el pasado domingo perdió “parte de su lóbulo frontal”, informó la abuela del menor.
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“Perdió una parte importante de lo que nos hace quienes somos… una parte de su lóbulo frontal”, escribió Wally Carranza, abuelo del menor, en su cuenta de Facebook.
“La mitad de su cráneo derecho tuvo que ser extirpada quirúrgicamente durante dos cirugías realizadas en menos de 24 horas”, añadió.
El niño más joven es hijo de la salvadoreña Janice Yvonne Moreno, de 36 años, identificada como la autora del tiroteo del 11 de febrero en un servicio dominical en español en una iglesia de Lakewood.
La mujer, asesinada por policías que se encontraban de servicio en la iglesia, portaba un rifle semiautomático tipo AR-15 y estaba acompañada de un niño, quien sufrió heridas de bala y desde entonces permanece en estado crítico.
“Estuvo en paro cardíaco varias veces y nadie pudo determinar si tenía actividad cerebral significativa”, dijo Carranza.
Aún no está claro de dónde provinieron los disparos que hirieron al menor.
La otra víctima del ataque fue un hombre de 57 años, empleado de la iglesia, que recibió un disparo en la pierna.
En una publicación anterior, Carranza dijo que su nuera tenía problemas de salud mental.
La policía encontró municiones, chalecos antibalas y material para fabricar bombas en la casa de Moreno, según información obtenida por la cadena de televisión ABC13.
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