La historia electoral de Venezuela está llena de episodios donde cada vez que se anunciaban oficialmente los resultados finales, ¡fraude!, ¡fraude! O que, después de tanto uso, se convirtió en lema: “Acta”. Mata el voto”, es decir, en términos electorales, independientemente de qué candidato o partido obtuvo la mayor aceptación de los votantes, lo que finalmente les dio la victoria fueron las leyes electorales.
Quizás por ser un proceso en el que se elige al Presidente de la República, el más memorable de estos hechos fue en 1993, cuando cuatro candidatos (Rafael Caldera, Claudio Fermín, Oswaldo Álvarez Paz y Andrés Velázquez) disputaron la presidencia. Miraflores.
En esa oportunidad, a pocos días de la elección, el sindicalista Andrés Velásquez comenzó a subir en las encuestas y especialmente en las voces de los hombres y mujeres comunes, quien había sido electo dos veces como gobernador del estado de Bolívar. Esa opción terminaría finalmente con el bipartidismo que había gobernado el país desde 1958.
Precisamente este factor fue importante en que la presión de los altos mandos de las fuerzas armadas, encabezadas por el entonces ministro de Defensa Radamés Muñoz León (oficial de marina identificado con sectores de la derecha conservadora) influyó en el desenlace. Rafael Caldera se llevó la victoria y dejó a Velásquez en el cuarto lugar.
El abanderado de La Casa Radical, que obtuvo 1.232.653 votos según la verificación final del Consejo Supremo Electoral, representando (21,95%), denunció fraude y basó su valoración en que, presuntamente, funcionarios del Plan República impidieron a los representantes de su partido de presenciar el conteo de votos en muchos colegios electorales.
A esta denuncia de Velásquez se sumó otra situación irregular: en las inmediaciones de la sede del Consejo Supremo Electoral en Caracas fueron encontradas varias cajas que contenían papeletas electorales del citado proceso, cuando ese material debía estar bajo custodia del Plan Repubblica.
Días después, la escasa imagen de transparencia de esa ley electoral se hizo añicos con el hallazgo de numerosas papeletas electorales quemadas y semidestruidas en el basurero La Bonanza, en Valles del Toue, a unos 50 kilómetros de la capital, lo que generó más dudas. Sobre la validez de la victoria de Rafael Caldera.
Súmate a las formas planas. Otro tipo de fraude registrado en Venezuela se registró en 2004 durante el proceso de recolección de firmas promovido por la organización Sumet liderada por María Corina Machado y Alejandro Plaz, para convocar a referéndum ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Recuérdese la orden del Presidente de la República Hugo Chávez Frías.
Este proceso (realizado por iniciativa propia de Súmate sin la autorización del CNE y de manera totalmente manual), según una minuciosa investigación técnica realizada por el ente electoral, fue formulado de manera fraudulenta, ya que los formularios utilizados para la captura de firmas conocidos como “planos pliegos” La mayoría fueron elaborados con firmas falsas, incluso de personas fallecidas, y firmas falsas que multiplicaron el número real de personas que solicitaban el retiro de la orden de Chávez.
En esa ocasión, el entonces diputado de la Asamblea Nacional, Luis Tascón, denunció las irregularidades de Súmate y le pidió que le entregara copias de las actas en las que recogieron firmas para activar la consulta popular, las cuales nunca les fueron entregadas.
Machado insiste en el voto manual. En la denominada Plataforma Unitaria (prevista para el domingo 22 de octubre de 2023 para elegir candidato a la elección presidencial de 2024), tras la formalización de la fecha de las elecciones primarias de los sectores opositores, se inició un debate interno entre los distintos partidos. y las tendencias que componen este bloque, solo si estas selecciones finalmente se hacen de forma manual, pero la mayoría de sus líderes prefieren o, por el contrario, reciben asistencia técnica. Con la consecuente implementación del sistema automatizado, el Consejo Nacional Electoral.
La posición de Machado a favor del voto manual no es nueva y por ello vale recordar que en varias ocasiones ha negado categóricamente la posibilidad del voto electrónico.
Sobre esta situación, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, dijo recientemente que Machado y la mayor parte de la dirigencia de la Plataforma Unitaria no están de acuerdo con la aplicación de un sistema automático para sus elecciones primarias. , porque están acostumbrados a las “trampas” creadas en la Cuarta República, les sería imposible hacerlo ahora.
UCV: Un ejemplo reciente
Si bien no es precisamente un proceso en el que se elijan cargos de representación popular, las recientes elecciones realizadas para nombrar nuevas autoridades de la Universidad Central de Venezuela (UCV) son un ejemplo concreto de las dificultades que actualmente implica realizar algunas elecciones con el manual. El método, aun con el uso de equipos obsoletos con más de dos décadas, es una situación que, reiteradamente denunciada por el movimiento Juntos por el Patrimonio, ha creado desconcierto y apatía en la comunidad usuvista que clama renovación. Una directiva para permanecer en el poder durante 15 años.
Todo ello quedó probado en el proceso de clausura previsto para el 26 de mayo, donde desde un inicio todos los candidatos a Rector y sus respectivas juntas expresaron su disconformidad de manera improvisada.
Las principales fallas que se dieron a conocer el 26 de mayo fueron: papeleta insuficiente, ya que no se tuvo en cuenta que, por primera vez, la elección de la UCV tendría un universo de 200.000 electores, mucho más que el registro. elección anterior. Además, no hubo una protección adecuada del material electoral y partes del mismo fueron dañadas por las lluvias donde fue depositado.
También se ha detectado fallas en la destrucción de material electoral en las respectivas facultades. Todos estos eventos fueron pospuestos y se hizo una nueva convocatoria para el 9 de junio.
Si bien el proceso subsanó errores en un primer intento, también se registraron una serie de irregularidades que fueron expuestas en un comunicado de Juntos por el Patrimonio el pasado viernes, que dijo, entre otras cosas, que la UCV “no tiene ni tiene registros de documentos electorales”. ¿Existe validación contra el Registro Nacional de Identidad? Además, no existe un mecanismo de auditoría del registro para que los partidos puedan verificar la información que contiene”.
También se criticó que “el sistema de totalización no utiliza un gestor de base de datos robusto que se adhiera a estándares técnicos, ni a criterios de seguridad y gestión eficaz de copias de seguridad”.
El sistema automatizado garantiza la transparencia
Las condiciones y garantías para que los venezolanos ejerzan su derecho al voto han evolucionado desde 1999.
Desde entonces, ha sido tradicional que Venezuela celebre elecciones al menos una vez al año. Para ello el Consejo Nacional Electoral ha iniciado un proceso continuo de automatización de votaciones.
Sin embargo, antes de la ratificación de la constitución de 1999, el sistema de votación era manual y muchos observadores políticos lo atribuyeron a errores y omisiones que manipularon las intenciones de voto.
En las elecciones donde el voto era manual, las irregularidades se convirtieron en una condición sistemática de la maquinaria política.
Este proceso se prestó a actividades fraudulentas que favorecieron a los partidos más grandes. De ahí nació la conocida frase “Actúan Varones Voten”, que describe lo amañado que estuvo el proceso de votación por la ausencia de testigos de la formación política más pequeña en la mesa electoral, situación aprovechada por los partidos dominantes ( Acción Democrática y Copei), quienes se repartieron votos entre ellos y se falsificó el acta, según información recabada en las redes sociales en ese momento.
La implementación del voto electrónico en Venezuela ha avanzado. Las primeras elecciones totalmente automatizadas fueron en 1998, con la ayuda de una empresa extranjera, que estuvo a cargo de los procesos electorales entre 1999 y 2003.
El sistema era mixto: los cuadernos seguían siendo manuales y la votación se hacía en boleta, donde se rellenaba un óvalo con bolígrafo, pero el voto se ingresaba en una máquina con lector óptico para el conteo y totalización automáticos.
Desde 2003 se han intensificado las inversiones para lograr la automatización de varias etapas del proceso electoral.
En 2004, Venezuela se convirtió en el primer país del mundo en celebrar elecciones nacionales con máquinas que imprimen recibos de voto.
Luego, en 2012, el país volvió a marcar la pauta, cuando realizó las primeras elecciones nacionales con autenticación biométrica de votantes, para evitar un voto fraudulento y la posterior activación de las máquinas de votación.
Este avance progresivo en la automatización del proceso electoral, para hacerlo más rápido y transparente, se ha complementado con la ampliación del proceso de auditoría que se realiza en las elecciones nacionales, autonómicas y municipales.
Las auditorías que garantizan el proceso electoral incluyen software de votación, fabricación de máquinas de votación, predespacho de máquinas de votación, infraestructura, sistemas de identificación biométrica, fabricación de sistemas de identificación biométrica, redes de transmisión de datos. , sistema de totalización, cierre, memoria, siguiente, recibo electrónico y libreta impresa.
El sistema de votación de Venezuela se fortaleció con la introducción del Sistema Integral de Autenticación (SAI), la última etapa de la automatización, que permite al elector activar la máquina con su huella dactilar, lo que representa una garantía más para la integridad del voto, que se reemplaza por el desvelamiento del candidato o partido político en la pantalla son convenientes.