con una espátula
Venezuela Samuel Marino Con su actual gira por España, ayuda a presentar al público la imagen de la soprano, menos conocida que el contratenor, pero igualmente intrigante por su agudo rango vocal y su capacidad para sacar adelante las secciones más duras del canto operístico.
“Experimentando con mi voz me di cuenta que podía cantar arias de soprano femenina y entonces me pregunté: ¿Por qué no hacerlo? ¿Porque soy hombre? La música debe ser sin género, al final del día todos cantamos sobre las mismas emociones, todos amamos, reímos y odiamos. El género no importa“afirmó el artista en una entrevista con Caracas Al Dia.
La voz aguda de Marino (Caracas, 1993) al otro lado del teléfono resuena debido a una peculiaridad biológica que distingue a las sopranos de los contratenores. “Mi laringe no bajó completamente con la pubertad, así que es como la de una mujer o un niño.Pero te permite cantar más alto que un contratenor, que en realidad tiene una voz más grave al hablar”, Explicado.
“Convertí algo muy negativo para mí en positivo y mi identidad, porque creo que la voz de cada persona representa mucho de esa persona”Más tarde admitió que este capricho de la naturaleza lo había convertido en víctima de acoso y burla en el pasado.
Sus padres, dos profesores universitarios, siempre lo mantuvieron ocupado con actividades extraescolares y como amaba la música, lo invitaron a comenzar lecciones de piano.
“Fue una de las primeras cosas que me enseñó disciplina, porque requiere mucho estudio, especialmente si la aprendes con profesores de ruso”.Marino, quien estudió piano y canto en el Conservatorio Nacional de Caracas y ballet en la Escuela Nacional de Danza de Venezuela durante 7 años, recuerda con humor.
Pasión por el barroco
Su primera experiencia operística fue con la Camerata Barroca de Caracas, donde tuvo la oportunidad de trabajar con directores como Gustavo Dudamel, Helmuth Rilling y Theodore Kucher, y luego amplió sus estudios en el Conservatorio de París, tras despertar su afinidad por el Barroco. repertorio.
“Creo que la pasión por el barroco se debe a que soy millennial y me encanta la música pop y las baladas de Whitney Houston, Beyoncé o Prince”. Reflexiona analizando que ambas músicas tienen la misma base o “piso”: el continuo en el primer caso, la batería en el segundo.
Añade otra razón romántica: “El latín, y incluyo el español, el portugués y el italiano, es muy barroco y diferente entre sí. Deformamos perlas con diferentes ángulos. Esto se puede ver en España, donde ya se hablan diferentes idiomas a una distancia de sólo 100 kilómetros”. entre Madrid y Segovia.”
Un museo “muy italiano”
Recién llegado de Italia, Marino ofrece este miércoles en el Auditorio Nacional de Madrid un concierto que supone su debut dentro de la oferta del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en el marco de su ciclo ‘Universo Barroco’.
Una colección ofrecerá “muy italiano” Con piezas de Antonio Vivaldi, Antonio Caldara y Alessandro Scarlatti porque estaba “fascinado por el dramatismo y la espontaneidad” de este país y porque de él surgió el grupo al que acompañaría, el Concerto de’ Cavalieri, el grupo Lisa del clavecinista. Marcelo de.
Tras cruzar este viernes el Espacio Turina de Sevilla (Sur de España), regresará a Madrid el 20 de marzo para ofrecer otra actuación con un repertorio “más sopranoista” en los Teatros del Canal y así mostrar sus dotes, contando al mundo. “Es lo que es y presenta algo más diverso que hacer arias barrocas con algunas sorpresas de diferentes géneros”.
Caracas Al Dia