La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova, dijo el lunes que Rusia tomará medidas en respuesta a la decisión de las autoridades polacas de restringir el movimiento de diplomáticos rusos en el país.
El portavoz señaló que “aún no se conocen los detalles” y que “se ha anunciado una nota del Ministerio de Asuntos Exteriores polaco con detalles de la decisión”.
“Cuando lo recibamos, lo estudiaremos y tomaremos medidas de represalia para que el Alto Mando polaco, que se está ahogando en la rusofobia, lamente profundamente cualquier nueva acción antirrusa”, declaró Zakharova.
Ese día, el Ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radosław Sikorski, anunció la prohibición de la circulación de diplomáticos rusos por el territorio del país.
La Canciller señaló que los diplomáticos rusos sólo pueden viajar dentro de Mazovia [la mayor región en el centro de Polonia], y cónsules únicamente en la provincia en la que ejercen su cargo. Pero indicó que esta medida no se aplicaría a los embajadores.
“Esperamos que la Federación Rusa tome esto como una señal de advertencia seria”, agregaron las autoridades polacas.
La excitación aumenta
Este fin de semana, el expresidente del Consejo de Seguridad ruso y actual vicepresidente, Dmitry Medvedev, expresó su consternación por las palabras del ministro de Asuntos Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, quien reconoció la posibilidad de un ataque estadounidense contra las fuerzas rusas.
“Los estadounidenses dijeron a los rusos que si detonaban una bomba nuclear, aunque no matara a nadie, atacaríamos todos sus objetivos. [posiciones] Si hay armas convencionales en Ucrania, las destruiremos”, dijo Sikorsky en una entrevista con The Guardian.
“Se dice que el homólogo polaco de un animal extrañamente excepcional es [Antony] Blinken, con el apellido aún más bonito de Sikorsky, aparentemente decidió intimidar a sus propios amos”, escribió Medvedev en su cuenta X.
Según el alto funcionario, Washington “no ha dicho mucho hasta ahora porque son más cautelosos que Varsovia”. “En segundo lugar, para los estadounidenses alcanzar nuestros objetivos significa iniciar una guerra mundial, y un ministro de Asuntos Exteriores, incluso de un país como Polonia, debería entenderlo”, añadió.