El Congreso de Historia 2024 (XVII Nacional y IV Internacional) es un espacio para deconstruir la narrativa dominante impuesta por ciertos campos de la historia oficial. Por tanto, es una región colonial y rebelde.
Fue instalado el pasado miércoles 19 de junio y mañana 23 cerrará luego de cuatro días girando en torno a temas como el Bicentenario de la Independencia de nuestra América; los pensamientos de Bolívar y las doctrinas de Chávez; Historia de la geopolítica del siglo XXI; Memoria colectiva contra la rebelión, la resistencia y la rebelión en Venezuela, nuestra América y el Caribe; Procesos económicos y relaciones laborales.
Además de expertos nacionales convocados por la Red de Historia, Memoria y Patrimonio, el Gobierno Bolivariano de Miranda y la Asociación de Historiadores de América Latina y el Caribe, participarán más de 20 invitados internacionales con más de mil presentaciones. Expertos de Colombia, Argentina, Chile, Panamá, Cuba, México, Estados Unidos y Europa disertan sobre 13 ejes temáticos.
Para España y Chile, respectivamente, Juan Manuel Santana y Juan Mancilla, encuentran cercanía y distancia entre los procesos sociales de su país y los vividos a lo largo de nuestra historia, en el contexto del eje temático “Patrimonio, memoria y cultura: desafíos y perspectivas del siglo XXI”.
Ser brutal. Durante su discurso del pasado jueves, Santana, originario de las Islas Canarias (Estado de España), se declaró partidario del patrimonio ecológico o biológico, que es uno de los pilares del turismo ecosostenible, pero también para la supervivencia de la vida en tierra. Es necesario preservar el patrimonio inmaterial y tangible: en esta última parte el patrimonio geográfico y natural.
“Mira a los Warara. Lo relaciono con el turismo que destruye plantas y bosques para construir grandes edificios que generan mucho dinero. Y estamos destruyendo la herencia de una nación, que hemos heredado y debemos dejar a los que aún no han nacido, para que puedan disfrutarla como nosotros”.
Su intervención, titulada Patrimonio, Identidad y Turismo Sostenible, se reconoce en la identidad local y se declara “vecinal” más que nacionalista.
Juan Manuel Santana criticó la idea del turismo, capaz de derribar una casa antigua y levantar un hotel, para atraer más visitantes, situación que vive Canarias, una comunidad autónoma de 2 millones de habitantes, y no mayor que el estado. de Miranda, donde cada año llegan unos 15 millones de turistas.
“Lo que defiendo es que necesitamos desarrollar nuestro patrimonio cultural y combinarlo con un turismo sostenible y sin caza furtiva, como lamentablemente se hace hoy”.
Respecto al potencial del patrimonio inmaterial de Venezuela, incluido nuestro patrimonio cultural, Santana considera necesario canalizar ese bien hacia el turismo y rentabilizarlo más allá de las distorsionadas y convencionales fórmulas de turismo de sol, playa, mar, nieve y sexo. Que es un turismo que no se centra en la conservación sino en el ocio.”
La tragedia de Jagan.
Continuó la presentación del chileno Juan Mancilla. Habló del brutal despojo de territorio e identidad que han sufrido los pueblos indígenas de su país (junto con el resto del continente), por parte de fuerzas invasoras que los han reducido a botín errante en su propia tierra.
Se centra en el genocidio de los pueblos indígenas del sur, particularmente en todo el sur de América, como los yagan, de los cuales sólo unas pocas familias permanecieron en la isla Navarino (islas Tierra del Fuego), donde habían sido enviados por Darwin a finales del siglo XIX. . A pesar de ser una ciudad con más de 6.000 años de memoria ancestral y biocultural, los famosos barcos Beagle parecen un zoológico humano. “Están involucrados los estados de Chile y Argentina”, se quejó.
“Sin embargo, hay nombres como Cordillera de Darwin, Istmo de Darwin, Canal de Beagle, que representan lo peor del hombre”.
Según Mancilla, existe cierta simetría con masacres similares en el Amazonas y a lo largo de la frontera entre Colombia y Venezuela.
“El problema es que muchos historiadores culturales y antropólogos lo ven como parte de la evolución natural citando la desaparición de los pueblos indígenas. Sin embargo, destruir sus hábitats, ocupar y ocupar sus territorios, prohibir su idioma en las escuelas son parte de prácticas que también están prescritas por las Naciones Unidas porque son genocidas”.