Antes del amanecer, decenas de agentes armados irrumpieron en algunas viviendas discretas del sur de Cataluña. Con el rostro cubierto y protecciones antibalas, se disponen a destruir varias plantaciones de cannabis en esta región española convertida en un importante punto de producción europeo, donde cada vez se ven más armas.
Detrás de las puertas de estas siete casas en las afueras de Constantí, cerca de Tarragona, pronto descubren lo que sospechaban. Entre la afición y las luces amarillas, unas 2.000 plantas de marihuana Se esconden en diferentes habitaciones de estas casas ocupadas ilegalmente.
Situada en el noreste de España y en la frontera con Francia, Cataluña pasó hace unos años de ser una ruta de tránsito de drogas a convertirse en un importante productor de cannabis. Este salto, alimentado por su buena ubicación geográfica y su favorable clima, entre otros factores, ha atraído cada vez a más organizaciones internacionales y, con ellas, un nuevo ecosistema criminal.
“El tráfico y cultivo de marihuana es preocupante, pero sobre todo Mayor violencia involucradaAsí lo explicó el alcalde Carlos Otamendi, jefe del departamento de investigación criminal de los Mossos d'Esquadra de la policía regional catalana.
Esta preocupación llegó a la opinión pública cuando un hombre supuestamente sacó un Kalashnikov y mató a dos personas en las afueras de Girona esa noche en San Juan.
La discusión, según los primeros indicios, se generará por un tema no relacionado con las drogas, sino que el presunto autor del tiroteo, aún prófugo, pertenece a un clan vinculado al tráfico de marihuana.
Hace un tiempo, la policía incautó cinco armas de fuego, incluidas dos militares, cuando desarticuló una organización que traficaba hachís por mar a Cataluña en coordinación con otra organización con base en Andalucía (sur), una práctica en aumento.
“La violencia entre bandas no se inventa ahora con el narcotráfico, ni con la instauración del crimen organizado de la marihuana. Pero esa acción, el uso de armas de guerra, es algo nuevo”, afirmó Gerardo Cavero, fiscal adjunto de la Especial Antidrogas de Barcelona La oficina del fiscal.
Marihuana Catalana
Según la Agencia de Drogas de la Unión Europea (EUDA), el cannabis en sus diversas formas (hachís, cannabis o derivados) es la sustancia ilícita más consumida en Europa.
En 2022, España representará el 69% de todas las resinas incautadas en la UE, el 47% de las gramíneas y el 81% de las plantas, lo que subraya su “importante papel”. “Países de Tránsito para el Tráfico de Cannabis como Zonas de Producción”Detalles del último informe EUDA.
Se incautó algo de marihuana Campos fértiles de CataluñaSegún el Ministerio del Interior, ese año fue el segundo más relevante a nivel nacional, con más de 36.700 kilos incautados.
En la región, cuya capital es Barcelona, cada vez hay más bandas que, “aprovechando una cierta tolerancia social, explotan plantaciones y posteriormente distribuyen plantas por toda Europa”, destacó la fiscalía en su reciente informe.
Y este lucrativo negocio, muy arraigado también en otras regiones como Andalucía, utiliza las armas para defenderse.
“Es un tipo de violencia a la que no quiero decir que nos estemos acostumbrando, pero se está normalizando”, explicó la periodista Fátima Lambrich, autora del libro “Brotes de Narcosociedad”.
Más ataques narco
el año pasado 1.171 armas de fuego incautadas en Cataluña, un 28% más que en 2022También los solicitados por motivos administrativos. Las redadas antidrogas en plantaciones de marihuana han aumentado un 78%Mientras que los homicidios relacionados con la sustancia ascendieron a cinco, con cuatro más vinculados al auge del hachís.
Con una tasa de homicidios ligeramente inferior a la media de la UE, Cataluña sigue siendo una sociedad “segura”, según las autoridades, muy lejos de los niveles de criminalidad de otros lugares. Según una encuesta reciente de una organización regional, sólo el 7% de sus ciudadanos considera que la seguridad es su principal preocupación aquí.
“No estamos (…) en el Medellín de los años 80, ni mucho menos”, coincidió el fiscal Cavero, en referencia a los peores años de narcoterrorismo que ha sufrido Colombia en el pasado. “Pero también digo que hay que empezar por algo”, advierte.
El sol ya ha salido en Constantí y mientras los empleados de la compañía eléctrica detienen el suministro fraudulento a las viviendas empadronadas, los agentes detienen a cinco personas antes de que los vecinos dimitan.
No es la primera vez que los despierta el sonido del helicóptero policial. La operación, en la que participaron un centenar de agentes, es la tercera en dos años.
“Es una batalla por Para que no se convierta en una narco-sociedad«, destaca el inspector Ramon Franks, jefe de la comisaría de Tarragona, delante de una casa.