con una espátula
La Fiscalía de Venezuela defendió este miércoles la detención de la activista de derechos humanos Rocío San Miguel por “terrorismo”, un hecho que las ONG califican como una “escalada” contra la sociedad civil en un año marcado por elecciones presidenciales.
San Miguel, de nacionalidad venezolana y española, ha sido acusado de “traición”, “terrorismo” y “conspiración”. El fiscal general, Tarek William Saab, dijo que estaba “directamente vinculado” con la Operación “Pulsera Blanca”, un presunto complot del chavismo gobernante para asesinar al presidente Nicolás Maduro.
“Su objetivo era comunicar en tiempo real el avance de las actividades terroristas que se desarrollarían”, dijo Saab en declaraciones a la prensa, quien sostuvo que el activista fue “acusado por los militares detenidos” en el caso.
San Miguel fue arrestado el 9 de febrero cuando se disponía a viajar al extranjero con su hija, quien también fue detenida pero puesta en libertad condicional.
Según Saab, su exmarido, el coronel retirado Alejandro José Gonzales, también fue detenido bajo sospecha de “divulgar secretos políticos y militares”.
Sus dos hermanos y el padre de su hija también fueron detenidos, aunque posteriormente serían liberados. Saab los acusó de “ocultar pruebas”: un celular y una computadora portátil.
La casa de San Miguel fue allanada por agentes de contrainteligencia militar el miércoles, dijo uno de sus abogados, Joel García. Un iPad y mapas antiguos de “zonas de seguridad” que el activista utilizaba cuando enseñaba en instituciones militares, afirmó.
“Desaparición forzada”
Desde la detención de San Miguel, que se hizo oficial el domingo por la tarde, los abogados de San Miguel denuncian la “desaparición forzada” de su cliente, a quien aún no tienen acceso.
“Continúa la violación de derechos y garantías fundamentales (…). Estamos en la puerta del juzgado para designarlos como defensores, pero no fue posible por ausencia del juez”, denunció anteriormente Joel García.
“Ha transcurrido el plazo para proponer peticiones y diligencias de investigación”, añadió García. “La idea es que suceda, pero sin defensa personal”, cuestionó.
Saab aseguró que todo se hizo conforme a ley.
“ascender”
“¡Liberen a Rossio!” En repetidas ocasiones este miércoles, representantes de ONG se reunieron en Caracas para exigir la liberación del director de Control Civil, que registra casos de violaciones de derechos humanos contra civiles y militares.
“Rocío San Miguel fue detenida como parte de una política del Estado venezolano para criminalizar a las organizaciones de la sociedad civil y a sus miembros (…). Vemos un aumento en la profundidad de la criminalización y la represión”, Andrea Santacruz, abogada de la ONG Civilis, dijo a la AFP.
“Estamos seguros de que no está involucrado en ninguna actividad ilegal”, subrayó.
Con las detenciones en San Miguel, 19 personas han sido detenidas por “brazaletes blancos” y faltan órdenes de aprehensión para 15 por ejecutar, detalló Saab, quien acusó una “violenta campaña internacional” contra la justicia venezolana.
“puerta giratoria”
Las detenciones en San Miguel se enmarcan en un plan que los expertos denominan “puerta giratoria”, en el que los reclusos son liberados al mismo ritmo que los nuevos arrestos.
“Con la negociación del acuerdo de Barbados, algunas personas fueron liberadas y ahora otras están siendo reencarceladas”, dijo a la AFP Alfredo Romero, de la ONG Foro Penal, que protege a los “presos políticos”.
En diciembre pasado, 10 estadounidenses y 24 venezolanos fueron liberados de una prisión venezolana tras un acuerdo firmado entre el gobierno y la oposición de cara a las elecciones presidenciales previstas para este año, pero aún sin fecha fijada, en las que Maduro aparece como candidato natural. para la reelección.
A cambio, Estados Unidos liberó a Alex Saab, persona ante el presidente y acusado de estar procesado por lavado de dinero en ese país.
“Ya es costumbre inventar casos contra personas para justificar presuntos ataques”, añadió Romero, quien especuló que el gobierno había optado por pagar un “precio político muy alto”. AFP