El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció el domingo que se retira de la reelección tras semanas de especulaciones sobre su estado físico y mental, sumiendo al Partido Demócrata en la incertidumbre.
El demócrata de 81 años se une así a un club muy limitado de presidentes estadounidenses salientes que han tirado la toalla en su intento de ganar un segundo mandato.
Pero a estas alturas de la campaña fue el primero y único en abandonar en medio de dudas sobre su agudeza mental tras un desastroso debate con su rival republicano, Donald Trump.
“Aunque mi intención era buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y mi país es retirarme (de la carrera) y concentrarme en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”. Biden dijo en una carta en la red social X que hablaría a la nación por la noche.
El anuncio era esperado, por muy grande que fuera su equipo de campaña y él mismo insistió en que se llevaría a cabo.
Después de todo, gira en torno a una campaña que ya ha experimentado muchos altibajos, en particular un intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin el 13 de julio.
Ahora el Partido Demócrata tiene que encontrar una alternativa, cuando faltan sólo unos días para la convención que comienza en Chicago (Norte) el 19 de agosto.
Su vicepresidenta, Kamala Harris, sería una elección natural, pero no automática, para ser la candidata demócrata.
La última palabra la tienen los representantes del partido: 3.900 personas con perfiles muy diversos y en su mayor parte completamente desconocidos para la opinión pública.
Por conveniencia
Los acontecimientos se vieron precipitados por la desastrosa actuación de Joe Biden durante el debate del 27 de junio con Donald Trump.
Ese día, desde los primeros segundos de la guerra verbal que él mismo autodenominó, millones de televidentes vieron a un Biden vacilante y desconcertado, imagen que dejó a los demócratas frustrados y desorientados.
Tenía frecuentes resfriados y tos. Tenía la voz ronca, le costaba hablar y dejaba las frases sin terminar.
Una escena desgarradora que puso en duda su edad, que sus más cercanos se esforzaron en reprimir.
Nada más terminar, la pregunta era inevitable: ¿Quién le pediría que pasara el testigo primero?
El nerviosismo era contagioso. Algunos congresistas demócratas se lo preguntaron públicamente.
Con el paso de los días se fueron sumando los pesos pesados del partido.
Uno a uno le dieron la espalda, asustados por las encuestas que le vieron perder y temiendo una victoria aplastante del republicano Donald Trump. Al principio, en privado, le aconsejó que reconsiderara su candidatura.
Los medios de comunicación estadounidenses, citando fuentes anónimas, afirman que el ex presidente Barack Obama, la ex presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y los líderes demócratas del Congreso, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, han expresado su preocupación.
Y las imágenes de Joe Biden dando positivo por Covid-19, luchando en la pasarela de su avión, sólo aumentaron el nerviosismo de su lado.
Mientras tanto, Donald Trump, que sobrevivió milagrosamente a un intento de asesinato, parece estar disfrutando de un reinado de gracia con victorias legales y santificación en la convención del Partido Republicano.