Este jueves, 46 días antes de unas elecciones presidenciales en las que el CNE dijo que Maduro había ganado, pero no difundió los resultados, Estados Unidos anunció sanciones a 16 funcionarios del gobierno chavista. Pero se abstuvo de tocar el sector petrolero.
La industria petrolera de Venezuela está bajo embargo desde 2019. Washington las levantó parcialmente durante seis meses, pero las volvió a imponer en abril pasado cuando consideró que el presidente Nicolás Maduro no había cumplido sus promesas electorales. La medida de la administración democrática ha sido criticada porque le dio oxígeno al régimen chavista. Sin embargo, la Casa Blanca decidió otorgar licencias separadas a varias petroleras para operar en Venezuela, como la estadounidense Chevron o la española Repsol y la francesa Mourel & Prom.
“Biden es muy cauteloso a la hora de tocar licencias que pertenecen principalmente a Chevron”, explicó Francisco Monaldi, director del Programa de Energía Latinoamericana del Instituto Baker de la Universidad Rice en Texas, pero dos compañías petroleras europeas también suscribieron un informe. Del Diario Las Américas.
Porque “un retorno a la política de reimponer todas las sanciones podría tener un impacto en la economía venezolana y ese impacto podría conducir a una mayor inmigración desde Venezuela”.
La inmigración ilegal es un tema electoral importante que preocupa a los estadounidenses debido al caos migratorio. Más de 10,5 millones de inmigrantes han llegado a Estados Unidos desde que Biden y Harris asumieron el cargo en enero de 2021, una crisis que ya está afectando a las ciudades estadounidenses por la carga económica.
otras variables
“Además, piensan que en el pasado no fue efectivo negociar con el gobierno venezolano y prefieren tener algún vínculo que les permita al menos negociar”, agregó el experto.
Para Maduro, las licencias son importantes pero “está dispuesto a permanecer en el poder si se las quitan”, conjeturó Monaldi.