con una espátula
Brasil está en alerta debido a un aumento de los casos de dengue, que casi se triplicaron a principios de enero, según datos publicados el jueves, una expansión causada por El Niño y las lluvias y altas temperaturas vinculadas a la crisis. Clima y que puede batir el récord del país este año.
En las tres primeras semanas de enero se registraron 120.874 casos y la incidencia fue de 59,5 por 100.000 habitantes, superando los 44.753 casos del mismo periodo de 2023, según datos del Ministerio de Sanidad publicados este jueves.
El boletín médico enumera 12 muertes confirmadas y 85 bajo investigación en las tres primeras semanas del año.
Las autoridades sanitarias pronostican que este año se registrarán entre 1,7 y 5 millones de casos, lo que supondría un récord para una enfermedad transmitida por mosquitos.
Brasil ya cumplió un año, 2023, con 1,6 millones de casos, más de una quinta parte de todos los reportados en el mundo y poco más de 1.000 muertes, un récord histórico.
Desde mediados de 2023 las altas temperaturas asociadas a El Niño y, en general, el cambio climático, redujeron a la mitad el tiempo de desarrollo de los mosquitos, explicó a Efe Tamara Nunes de Lima-Camara, profesora asociada de epidemiología de la Universidad de São Paulo. Pablo.
“Además, el aumento de la temperatura ha ampliado el área de distribución de los mosquitos. En Brasil hay más casos de dengue que nunca en el sur, que es el más frío debido al cambio climático”, afirma.
El estado de Rio Grande do Sul, que limita con Uruguay y Argentina, tuvo 436 casos en 2002, cifra que aumentó a 38.657 el año pasado.
A esto se suma el resurgimiento de una forma de dengue que no se veía en São Paulo desde hace diez años y contra la cual los jóvenes no son vacunados porque no habían sido infectados previamente.
Ante esta situación, las grandes ciudades han comenzado a fumigar pesticidas en las calles. En São Paulo, el ayuntamiento compró 30 vehículos para fumigar y contrató a 700 agentes para realizar inspecciones puerta a puerta.
En Brasilia, la ama de casa Esther Carneiro, de 41 años, hace fila con otras 40 personas frente a una tienda de campaña para hacerse la prueba del dengue y recibir medicamentos si da positivo.
“Hay un brote generalizado en mi barrio y todavía no han empezado a echar humo”, dijo preocupado a Efe.
La carrera por la vacuna
Expertos como Julio Croda, infectólogo de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) y presidente de la Sociedad Brasileña de Medicina Tropical, afirman que estas medidas tradicionales no son suficientes.
“Las herramientas de control como la fumigación no eran las adecuadas y año tras año se batían récords de casos en América Latina. Lo que se necesita es inversión en ciencia e innovación tecnológica”, señaló.
Una de esas innovaciones, implementada por Fiocruz en once municipios, es inyectar a los mosquitos una bacteria que reduce su capacidad de transmitir el dengue.
Un estudio publicado en la Biblioteca Pública de Ciencias sobre el impacto del programa en Niterói, ciudad vecina de Río de Janeiro, mostró una reducción del 69% en la incidencia tres años después de su introducción.
Pero el arma más poderosa es la vacuna. El gobierno brasileño planea comprar 6,2 millones de dosis de una vacuna japonesa en 2024, que comenzará a administrarse gratuitamente a niños y adolescentes a partir de febrero.
Sin embargo, al tratarse de una dosis doble, esta cantidad cubre sólo a 3,1 millones de personas y es insuficiente para el brote actual.
Para no depender de laboratorios extranjeros, el Instituto Butantan, un centro de investigación ubicado en São Paulo, está desarrollando una vacuna monodosis y cuyos ensayos clínicos ya indican una eficacia general del 79%.
“Los datos preliminares son prometedores, pero seguiremos teniendo grandes infecciones durante dos o tres años hasta que haya una dosis adecuada”, afirmó Croda.
Caracas Al Dia