con una espátula
La ira episcopal se produjo tras un informe sobre abusos sexuales en la iglesia elaborado por el defensor del pueblo, Ángel Gabilondo, que se publicó el viernes. Al menos, según el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Juan José Omela. No por las conclusiones y recomendaciones del estudio, sino por estadísticas adicionales de una encuesta encargada a la consultora GAD3.
debido a
“Las cifras que publican algunos medios son falsas y pretenden engañar”, afirmó ayer el arzobispo de Barcelona a través de su cuenta en la red social, lo que quedará claro mañana cuando reúna en asamblea plenaria extraordinaria el máximo órgano de decisión de la el episcopado.
El cardenal cuestionó directamente las suposiciones hechas al repasar los resultados de una encuesta demográfica realizada con una muestra sistemática y numérica de la población española (8.013 personas). Así, un 0,6% de las personas entrevistadas afirmó haber sido abusada sexualmente por un sacerdote o religioso católico, y un 1,13% de la muestra representativa sostuvo haber sufrido algún tipo de agresión en un ámbito religioso.
Esto podría incluir, por ejemplo, el abuso de un profesor en una escuela católica. Hasta aquí los datos de GAD3. Con estos porcentajes como punto de partida, tan pronto como se conocieron, tanto los medios como la agencia los extrapolaron a mano, es decir, tomaron una instantánea de una encuesta y la tradujeron a números reales de casos de abuso. Así, suponiendo que España tenga hoy 39,4 millones de habitantes mayores de 18 años, se puede estimar que la Iglesia ha dejado varios cientos de miles de víctimas. Atacar al 0,6% de los afligidos por un sacerdote o santo equivaldría a 236.000 personas, mientras que atacar al 1,13%, según estas tres reglas, superaría las 440.000, lo que corresponde a una lesión que afecta a toda la población. Una ciudad como Marcia.
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