con una espátula
La política fiscal es una de las herramientas más importantes de las que dispone el Estado para influir en variables como el nivel de actividad económica, el empleo, la distribución del ingreso y la estabilidad de precios.
Una política fiscal exitosa asegura y mantiene la estabilidad económica, reduce las fluctuaciones del ciclo económico y contribuye a mantener una economía en crecimiento con pleno empleo y baja inflación.
La política fiscal tiene dos (2) componentes, gasto e ingresos públicos. Este último suele obtenerse a través de impuestos que el Estado cobra a empresas y personas físicas por las ganancias derivadas del ejercicio de sus actividades económicas.
El tipo de impuestos y su nivel dependerá en gran medida de las condiciones económicas y sociales por las que esté atravesando el país en un momento determinado. El aumento de impuestos durante períodos de crecimiento o recesión no es lo mismo que durante períodos de inflación o deflación.
A finales de 2023 y después de una década de contracción, nuestra economía se estanca y tiene una de las tasas de inflación más altas del mundo. En este contexto, vemos con gran preocupación cómo desde las más altas esferas del gobierno se anuncia la intención de reformar la recaudación con el objetivo de aumentar los impuestos.
Venezuela hoy es uno de los países donde las empresas enfrentan el mayor nivel de tributación Muchos impuestos gravan los ingresos brutos y no las ganancias, lo que en muchos casos se traduce en un efecto confiscatorio sobre los activos de la empresa, ya que no importa si la empresa gana o pierde dinero, igual hay que pagarlo.
A modo de ilustración y considerando únicamente las contribuciones tributarias y parafiscales que afectan el ingreso total, una empresa califica como contribuyente especial.
1, cumplirá las siguientes obligaciones:
En promedio, estamos hablando de más del cinco por ciento (5%) de los ingresos totales de las ideas descritas anteriormente. Además, se deben pagar otros impuestos y contribuciones como el impuesto a las grandes riquezas, aportes al Fondo Nacional Antidrogas y aportes bajo la Ley del Deporte, entre otros.
En el entorno económico actual, donde muchas empresas no producen lo suficiente para cubrir sus costos y gastos operativos, la carga fiscal es efectivamente una pérdida.
En este escenario, un aumento en los niveles impositivos actuales reduciría aún más la actividad económica y los niveles de empleo, conduciría a mayores presiones inflacionarias, más cierres de empresas formales y desplazamiento de más actores económicos hacia la informalidad.
¿Aumentar impuestos o aumentar recaudación?
La mayoría de los expertos económicos sugieren que, en una recesión, los gobiernos financian los déficits fiscales recortando impuestos, ofreciendo reembolsos e incentivos y endeudándose. Todo ello con el objetivo de sacar temporalmente al país de la recesión, es decir, implementar lo que se llama una política fiscal expansiva.
Si nos aferramos a la idea de aumentar la carga tributaria, el resultado será inevitablemente un aumento tanto de la evasión fiscal como de la informalidad empresarial (estimada por los expertos entre el 40% y el 60% de la economía), dejando seguramente fuera a innumerables. La empresa y afectó negativamente a la propia colección.
Para evitar tales situaciones, solicitamos a las autoridades interesadas que consideren las siguientes propuestas:
– Lucha contra el robo. El aumento de la recaudación debería ser resultado de una reducción de los altos niveles de evasión fiscal, y no de un aumento de los niveles impositivos de las pocas empresas que cumplen con sus obligaciones tributarias. En lugar de aumentar los impuestos, la atención debería centrarse en recaudar los que ya existen de manera más eficiente.
– Informalidad de la guerra. El aumento de impuestos cerrará muchas más empresas que no pueden obtener ganancias en este entorno de crisis, pasando de la formalidad a la informalidad, donde no sólo no se pagan impuestos sino que tampoco se reconocen beneficios.
Las empresas informales operan a plena luz del día en todo el país, creando un panorama competitivo verdaderamente desigual que las coloca en ventaja sobre actores que ofrecen los mismos bienes y servicios desde una perspectiva formal. Estamos ante una excelente oportunidad para reiniciar el debate sobre el llamado monotributo, una tarifa fija para que las empresas informales puedan hacer una contribución digna al erario nacional.
– Mantener la política de incentivos y concesiones hasta que el país salga de este volátil proceso.
Desde la Cámara de Comercio de Maracaibo hacemos un llamado a las autoridades competentes a diseñar e implementar políticas tributarias que les permitan incrementar los ingresos reduciendo la evasión fiscal y no aumentando los impuestos.
A medida que la economía se recupere, habrá más empresas y, al ampliar la base impositiva, se podrán reducir los impuestos sin afectar los objetivos de recaudación. Juntos, el gobierno nacional y el sector privado, debemos trabajar de la mano por el presente que vivimos, que nos permita embarcarnos en el futuro al que aspiramos.
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