con una espátula
El adversario ruso Alexei Navalny pasó menos de dos meses en la colonia penitenciaria IK-3 de Zarp, más conocida como el ‘Lobo Polar’, antes de que el Servicio Penitenciario Federal Ruso anunciara su muerte. Una prisión en el Ártico en la que no fue el primero en entrar. A principios de 2021 ingresó en el centro penitenciario IK-2, en la región de Vladimir, donde fue sometido a todo tipo de torturas por parte de las autoridades.
Por ABC
Al principio no le permitieron descansar adecuadamente por la noche. Según sus abogados, cada hora un guardia de la prisión lo despertaba alumbrándole la cara con una potente linterna. Ésa fue la primera razón por la que Navalny decidió presentar cargos contra el Centro. “Exijo que me dejen dormir con normalidad”, declaró en el juicio.
Luego se le negó el acceso a un médico, por lo que inició una huelga de hambre durante varias semanas, empeorando su condición física. Se quejaba de fuertes dolores en la espalda y entumecimiento en una pierna, pero sólo podía tomar dos pastillas de ibuprofeno. Un grupo de médicos buscó ayuda para él y se la dieron.
Sin embargo, fue enviado repetidamente a la celda de castigo, un total de 28 veces, por faltas menores como no apretar un botón, perder algo en el taller o no responder con la suficiente diligencia a las exigencias de los agentes. Él mismo relató que, en esa pequeña habitación, se enfermó varias veces, tenía fiebre, tos y no podía dormir ni siquiera durante el día porque el catre estaba pegado a la pared y sólo se permitía usarlo por la noche. Navalny también denunció en una ocasión que fue internado deliberadamente con un preso con gripe y la contrajo.
Para leer la nota completa, aquí