China ha retomado proyectos económicos con el gobierno de Nicolás Maduro, lo que representa un gran desafío para Estados Unidos.
Según informó la agencia Bloomberg, altos funcionarios del país asiático se reunieron con colaboradores cercanos de Maduro en Caracas el mes pasado para discutir la reestructuración de la línea de crédito de larga data del país.
Las dos partes también discutieron áreas potenciales de cooperación renovada, incluidas las telecomunicaciones y el petróleo, según fuentes familiarizadas con el asunto, que pidieron no ser identificadas para discutir la estrategia interna.
En ese sentido, China ofrecería a Maduro un poderoso aliado, así como la posibilidad de un nuevo conducto para las ventas de petróleo, y potencialmente le daría más influencia ante Estados Unidos mientras Washington busca traer más crudo al mercado para bajar los precios del gas. Bomba para los americanos.
“Hoy, la relación entre China y Venezuela ha alcanzado el más alto nivel de confianza mutua, cooperación y trabajo”, dijo Maduro en una despedida transmitida en vivo a Li Baorong, embajador de China en Venezuela, el 27 de marzo.
El encuentro de los dos países se produce en un contexto de mayor antagonismo entre Estados Unidos y China, y América Latina se está convirtiendo una vez más en un destino para los préstamos chinos, aumentando la influencia de Beijing en la región.
El encuentro entre Maduro y Xi Jinping coincide con la normalización de la economía venezolana tras años de recesión mientras las relaciones con China estaban paralizadas, marcadas por la pandemia de Covid-19.
“Las relaciones entre China y Venezuela se han deteriorado gravemente durante la última década debido a los fracasos en torno a los proyectos chinos en el país y a la corrupción local”, dijo Persifol D’Sola, directora del Centro de Investigación China América Latina en Bogotá.