68 adolescentes esperan desde hace tres meses un acuerdo que les permita ser liberados inmediatamente o regresar a casa con sus padres. El 30 de octubre comenzó la primera audiencia judicial para los jóvenes detenidos en Karabobo. A algunos se les ha permitido reanudar sus estudios mientras enfrentan cargos penales.
Ya han comenzado los juicios contra los adolescentes detenidos en relación con las protestas postelectorales del país, mientras sus padres esperan una “medida de clemencia” por parte de las autoridades o, en última instancia, la absolución de los delitos de los que han sido acusados.
Marilla Molina, madre de uno de los jóvenes detenidos en Carabobo, señaló que las primeras audiencias de juicio en ese estado se realizaron los días 30 y 31 de octubre. Una segunda audiencia está prevista para los días 13 y 14 de noviembre.
“Quiero que esto termine ya y que tomen una absolución (medida) de todo este tema. No puedo más (…) Si me hubieran dejado meter los videos en la audiencia preliminar, mi “Mi hijo no estaría preso”, dijo Molina. “Mi hijo no estaba quemando goma, no estaba vandalizando, no estaba haciendo ningún acto de protesta”.
Orlando es un joven prospecto de béisbol que fue detenido la noche del 30 de julio en un campo del barrio La Isabelica al sur de Valencia. El informe policial -en el que su número de identificación estaba mal escrito como se evidenció en la audiencia preliminar- indicó que tenía neumáticos y una bomba molotov, pero videos grabados por vecinos de la zona demostraron lo contrario.
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Molina cuestiona si, si su hijo Orlando efectivamente quemó caucho, es culpable de obstrucción de la vía pública, lo que no incluye la custodia de un menor. “No entiendo la situación, no entiendo por qué no hacen algo”.
Al igual que Orlando, el hijo de Patricia Rivas tendrá su segunda audiencia el 13 de noviembre. Fue detenido junto a un amigo en la urbanización de Pribo, al norte de Valencia, y acusado de “atacar” junto a otros jóvenes el Fuerte Parama. Allí, dijo su madre, lo torturaron con electricidad.
“Mi hijo ya está desesperado. Ha pasado mucho tiempo, al principio estaba tranquilo porque es inocente de lo que lo acusan. Y bueno, ya está deprimido. Él cree que lo dejan ahí por todo. Inocente en. Todavía no puedo explicar cómo está atrapado allí sin hacer nada”, dijo.
El joven expresó su deseo de acabar con su vida a causa de la espera. “Dijo que preferiría morir antes que pasar 10 años de su vida esperando por algo que no hizo. Me pone muy triste. A veces creo que me estoy volviendo loco con tanto dolor (…) muy adorable antes de su encarcelamiento. Bebé, eso es lo que le está cambiando el corazón. Todo esto es un espectáculo donde los más inocentes son los que pagan, unos niños que ni siquiera votan”, dijo Patricia.
Rivas describió todas las irregularidades judiciales hasta el momento: no fueron presentados ante el tribunal en el tiempo que exige la ley, no se respetaron los plazos del proceso penal para menores, no se les permitió contratar abogados de confianza, se dio acceso a expedientes, se médico forense por tortura- no realizó reconocimiento legal, a pesar de su presencia, no se permitió la comparecencia de testigos durante el período correspondiente.
“Al parecer, al abogado no se le permite hacer su trabajo. Excepto que está a cargo de 40 casos de menores, ya no quiere visitarnos. “Es una locura total”, afirma.
En el caso de Irene Corrado, entre los menores detenidos en Valencia, cuyo juicio comenzará el día 13, “todavía está muy ansiosa, ya quiere salir”, comentó su madre, Catalina Martínez.
Irene, de 17 años, fue detenida el 4 de agosto cuando acompañaba a su madre a una citación judicial. El padre de un hombre fue llamado a comisaría por presuntamente amenazarlo a través de un chat “opositor” de WhatsApp. Pero cuando intentó salir, los policías le dijeron que la joven estaba detenida pues se comprobó que ella estaba involucrada en esa charla.
La familia luego supo que la denuncia solo se hizo contra dos personas asociadas a ese chat. El defensor público que se le asignó le dijo que ya había introducido un sistema ante el Juzgado 1 con competencia en terrorismo para permitirle ser juzgado en libertad. “Sólo queremos que esto termine”, insistió Martínez.
Los adolescentes vuelven a estudiar
A un grupo de adolescentes detenidos en la Unidad de Atención de la Ciudad de Caracas en El Cementerio se les permitió retomar sus estudios en cautiverio. Daibar Lucena Navas, una de las ocho jóvenes detenidas a causa de las protestas, intenta fortalecerse y adaptarse a su encarcelamiento. Así lo comentó su madre María Navas. Al igual que su hijo, está esperando la fecha de su primera audiencia judicial.
Por ahora, se le permitió comenzar su primer año de escuela secundaria, que se suponía comenzaría en septiembre. A su amigo Ángel Moisés Ramírez Ruiz también le permitieron continuar el sexto año de contabilidad que debería haber cursado de manera presencial en la Escuela Técnica Juan España.
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La madre de Ángel, Nerida Ruiz, pudo entregarle la primera guía de estudio durante la visita del jueves 7 de noviembre. “Veamos cómo resuelve las tareas y por la gracia de Dios, cuando termina, sigue estudiando”.
Venezuela está pendiente de qué ayuda puede brindarle el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que abogado No sólo abogan por su liberación inmediata, sino que hacen una evaluación física y mental “independiente y directa” de estos jóvenes y les garantizan atención médica y psiquiátrica.
¿Dónde están?
El Foro Penal, en su informe sobre la represión entre los meses de julio, agosto y septiembre de 2024, indicó que en el país fueron detenidos 67 menores de entre 14 y 17 años, entre ellos siete mujeres de 162, quienes fueron arrestadas y fueron involucrado con ellos. Incidente de protesta.
Estos jóvenes se encuentran en centros para menores en conflicto con la ley, prisiones o mandos policiales. El mayor número se encuentra en el estado Carabobo (18), seguido de Lara (7), Distrito Capital (6), La Guaira (5), Anjotegui (5), Yaracuy (4) y Nueva Esparta (4).
Los adolescentes han sido acusados de terrorismo, incitación al odio, obstrucción de la vía pública, hurto agravado, resistencia a la autoridad y uso indebido de insignias y uniformes. Algunos denunciaron haber sido sometidos a torturas, como palizas, acoso y violencia sexual, descargas eléctricas en diversas partes del cuerpo y negación de alimentos o asistencia médica. Ninguna de las denuncias fue tramitada por los tribunales ni por la Defensoría del Pueblo.
El Foro Penal también incluye en su informe el arresto de 168 jóvenes de entre 18 y 19 años, que entran en esta categoría según el concepto de pubertad administrado por la Organización Mundial de la Salud y UNICEF. Citan el caso de Michelle Orislin Acosta Durán, de 19 años, quien laboraba en el Peaje de Tazón. El 29 de julio fue detenido cerca de Hoyo de la Puerta (estado Miranda) por agentes de la Guardia Nacional, quienes lo golpearon brutalmente y le arrancaron un mechón de cabello.
La joven, que se encuentra desde el 3 de agosto en el centro de formación para mujeres acusadas “La Crisalida”, fue imputada por terrorismo, utilización de menores para delinquir, propaganda e incitación al odio, comisión de delitos. Obstrucción de la vía pública y resistencia a las autoridades. Después de la golpiza sufrió repetidas convulsiones y su familia dispuso que fuera trasladada a un especialista.
Respecto a los menores liberados, el Foro Penal recordó que a finales de agosto el tribunal había dictado varias excarcelaciones que beneficiaron al menos a 90 jóvenes.
“En la mayoría de los casos, se observó que las medidas impuestas fueron comparecencias periódicas ante el tribunal o la autoridad designada por éste cada ocho días, prohibición de salir del país y de la ciudad sin permiso, prohibición de asistir a determinadas reuniones o lugares, especialmente en lugares donde se llevan a cabo actividades políticas”, explicó la ONG
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