con una espátula
El nombre de Inda Mariela Peñarrieta Tuárez es conocido dentro y fuera del Ecuador. El viernes pasado, ella y sus tres hijos fueron deportados de Argentina, donde compraron una casa y se establecieron luego de que su esposo, el líder de los Choneros, Adolfo Macías Villamar, alias Fito, escapara como uno de los delincuentes más buscados del país. Ecuador, cuya ausencia penitenciaria fue reconocida por el gobierno de ese país el pasado 8 de enero.
Por Infobae
Peñarieta nació en Junín, provincia de Manabí, 232 kilómetros al norte de Guayaquil. La mujer se convirtió en víctima de la justicia al casarse con el actual líder de Los Choneros, una organización narcocriminal. Su historia revela su rápido ascenso económico, su lujoso estilo de vida y una carrera judicial plagada de polémicas.
Inda, que comenzó como enfermera de profesión, experimentó una sorprendente transformación financiera en menos de seis años. Su riqueza se reflejó en la adquisición de propiedades y bienes materiales que compartió públicamente a través de su perfil de Facebook. La plataforma se convirtió en una vitrina virtual donde mostró su lujosa vida en Manabí, ciudad considerada el centro de negocios del crimen organizado en Ecuador.

En sus redes sociales, Inda mostró su elaborada residencia, exclusiva marca de ropa y hasta un símbolo asociado a su propiedad privada, Los Choneros, entre ellos una estatua de un león. Pero a pesar de ser muy activo en las redes sociales, siempre hubo una sombra de delincuencia. Las autoridades ecuatorianas lo han vinculado con investigaciones por lavado de dinero, evasión fiscal y adquisición ilegal de riqueza. A pesar de las acusaciones iniciales, Inda y otros implicados han sido absueltos.
Los antecedentes penales de Inda tuvieron un episodio importante en 2017, cuando enfrentó cargos de delincuencia organizada junto a su marido y otras 40 personas. Sin embargo, una decisión de exclusión emitida por el fiscal en noviembre de 2017 resultó en la devolución de sus bienes en enero de 2018.
En 2020 se inició otro proceso judicial para Inda, esta vez relacionado con un presunto enriquecimiento personal injustificado, que nuevamente la puso bajo escrutinio judicial, no solo a ella, sino a sus dos hermanos, su cuñado y un primo alias Fito. La investigación incluyó un examen detallado de dos empresas de las que era accionista y representante legal: Queen Water SA y Jomavi SA. La fiscalía argumentó que hubo un aumento “irrazonable” en sus activos y transacciones diseñadas para parecer legales.
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