Caracas Al Dia
Estudiar los secretos de belleza del viejo Hollywood es abrir la puerta a un mundo de absurdo y misterio, donde estrellas del cine como Marlene Dietrich, Rita Hayworth, Marilyn Monroe y Joan Crawford buscaban la perfección a cualquier precio. Desde las celebridades más emblemáticas hasta las musas menos conocidas, todos han dejado su huella única en la eterna búsqueda del glamour.
Por Infobae
La belleza de Hollywood del siglo XX escondía métodos estéticos poco convencionales: algunos serían impensables si se aplicaran hoy, pero muchos otros se convirtieron en tendencia.
Lo que es seguro es que la mayoría de la gente en el mundo se negará a adoptar algunas de estas prácticas. Sin embargo, el deseo de lucir lo más cerca posible de la perfección es algo que las redes sociales han instaurado en el pensamiento colectivo de las nuevas generaciones.
A través de esta extrañeza, Old Hollywood revela un fascinante caleidoscopio de trucos y rituales, donde la belleza era un arte en constante evolución.
Polvo de oro en pelucas
Conocida por su singular belleza y su discernimiento de estilo, la actriz Marlene Dietrich fue un símbolo pionero del glamour de la Edad de Oro de Hollywood. La actriz y bailarina de cabaret alemana tenía una personalidad fuerte que combinaba perfectamente con su encanto único.
Marlene se destacó por su audaz elección de accesorios de belleza, como su característico look ahumado, pómulos esculpidos, labios definidos y su icónica peluca, que peinó de una manera peculiar. Según el libro Max Factor: El hombre que cambió los rostros del mundo, la diva “insistió en rociar oro comprimido, valorado en 60 dólares la onza, sobre sus pelucas para darles un brillo especial en la pantalla”.
Este detalle no sólo realzó su apariencia, sino que también subrayó su estatus como una de las figuras más glamorosas del cine de la década de 1930, cuando se consagró como una de las estrellas de la gran pantalla mejor pagadas de la época.
Colgando boca abajo todos los días
Fanny Ward, la icónica actriz del cine mudo nacida en el siglo XIX, era famosa por su especial rutina de belleza para preservar su apariencia juvenil.
Ward pasaba treinta minutos al día colgado boca abajo. El artista estaba convencido de que al hacerlo se estimulaba el flujo sanguíneo al rostro, revitalizando y rejuveneciendo la piel de su rostro. A pesar de los rumores que sugieren una cirugía plástica, ella siempre ha atribuido su “eterna juventud” a este extraño procedimiento, negando cualquier procedimiento estético.
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