Caracas Al Dia
No fue una cálida bienvenida, aunque ciertamente no fue una sorpresa. Anthony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, ha pasado los últimos días recorriendo Oriente Medio, su segunda visita de este tipo desde que comenzó la guerra de Gaza el 7 de octubre. En Ammán, su homólogo jordano, Ayman Safadi, dijo a Blinken que “ponga fin a esta locura”. El lenguaje que escuchó personalmente en toda la región fue más duro. Su reunión con el presidente palestino Mahmoud Abbas duró menos de una hora y terminó sin una declaración conjunta. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no se molestó en reunirse con él.
La fría recepción de Blinken fue una de las señales de la creciente ira contra la guerra de Israel en Gaza. En su segundo mes, mató a más de 10.000 palestinos y dañó o destruyó más del 11% de los edificios del enclave. La guerra ha enfurecido al mundo árabe, ha inflamado a las capitales occidentales y ha provocado la condena de muchos líderes mundiales.
Los generales israelíes han estado hablando de una larga campaña que podría durar hasta un año. El 7 de noviembre, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu dijo a ABC News que Israel permanecería a cargo de la seguridad de Gaza por un “período de tiempo indefinido”. En realidad, sin embargo, lo que los funcionarios israelíes llaman la “ventana de validez” probablemente sea mucho más pequeña. La rapidez con la que se cierre esta ventana dependerá en gran medida de Estados Unidos, que está proporcionando a Israel municiones, apoyo diplomático y un paquete de ayuda valorado en unos 14.000 millones de dólares. Si Joe Biden quiere poner fin a la guerra, será difícil para Israel ignorarlo.
Hasta ahora no lo ha hecho. Aunque ahora apoya una “pausa humanitaria” para permitir más ayuda a Gaza, Biden ha rechazado los llamamientos a un alto el fuego total. Pero los funcionarios de la administración han dejado claro a través de una serie de filtraciones que dudan de que Israel tenga una estrategia de salida coherente de Gaza. Se quejan de que Netanyahu apenas está dispuesto a hablar de ello y dicen que quieren dejar constancia de sus preocupaciones ahora para que la guerra no termine mal. Pensar que una guerra corre el riesgo de un atolladero pero apoyarla es una posición insostenible, especialmente cuando el electorado estadounidense está de acuerdo.
Una encuesta de The Economist y YouGov encontró que la mayoría de los estadounidenses (41%) cree que Biden está gestionando mal la guerra. Una encuesta de Quinnipiac entre votantes registrados encontró que el 51% de los independientes y el 66% de los jóvenes de 18 a 34 años desaprueban su política. Sus índices de popularidad entre los votantes árabe-estadounidenses han caído, lo que podría perjudicarlo en estados indecisos como Michigan el próximo año. Fuentes de Washington creen que aún pasarán semanas antes de que Biden empiece a hablar de un alto el fuego, pero no dudan de que lo hará.
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