“Mostrar minutos”. La frase unió a personas de diferentes opiniones políticas. Se trata de la necesidad de que los resultados electorales de las elecciones presidenciales en Venezuela, que, anunciados por el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amaroso, tengan respaldo comprobable y no estén escritos “en una servilleta”.
Pasada la medianoche, la madrugada del 29 de julio, Amoroso anunció los resultados electorales que dieron la victoria a Nicolás Maduro, transmitiéndose aproximadamente el 80% de las actas. Pero existen serias dudas.
El candidato del partido Centrados, Enrique Márquez, reveló que lo presenció en la sala de totalización y que los números de Amoroso no salieron de allí.
Varios gobiernos de todo el mundo, observadores internacionales, aliados de Maduro -incluidos los expresidentes Ernesto Samper y Leonel Fernández- han solicitado mostrar las actas junto a la oposición. El abogado Herman Escarra y el embajador de Venezuela en México, Francisco Arias Cárdenas, también enviaron mensajes sobre la necesidad de transparencia.
¿Qué pasó con el minuto?
De acuerdo con el reglamento de la Ley de Proceso Electoral (LOPRE), luego de que votó la última persona de cada mesa, se colocó un sello de “no votó” en el cuaderno de electores de quienes no participaron. Posteriormente se inicia el proceso de verificación con la emisión del acta correspondiente.
Según el artículo 337 del Reglamento, el primer ejemplar que se imprime va al Consejo Nacional Electoral, luego se imprimen otros ejemplares para el presidente y secretario de mesa y los testigos de los tres candidatos más votados.
La transmisión automática de resultados sólo se puede realizar después de imprimir la primera copia, por lo que la transmisión y la impresión de actas son procesos independientes.
Eugenio Martínez, periodista especializado en el proceso electoral, explicó que “el acta original pasa al número uno del llamado sobre, que se guarda con los elementos electorales, máquinas y memorias fijas”.
Este sobre -explicó- “fue llevado a la sede regional del CNE y de allí fue trasladado a Caracas”. El responsable de la custodia y traslado del material es la Planificación de la República (Fuerzas Armadas).
Según el calendario electoral publicado en la Gaceta Electoral No. 46 del 6 de marzo de 2024, el material electoral debería haber sido retirado y desmantelado entre el 29 de julio y el 8 de agosto.
Es decir, el CNE ya debería contar con el 100% de los registros de verificación relacionados con las 30.026 mesas electorales de Caracas, así como con el resto de componentes.
Según Lopra, todo el material electoral que no esté sujeto a impugnación debe conservarse durante al menos seis meses. Asimismo, cada mesa electoral cuenta con actas en memoria fija, que están en posesión del órgano electoral.
Ahora, la Sala Electoral de la Corte Suprema de Justicia, al responder al polémico recurso iniciado por Nicolás Maduro, exigió -en una medida inusual- que todos los partidos que traigan actas electorales deben compararlas y “certificar” la elección. , según lo solicitado por el propio gobernante.
Se desconoce si el CNE llevó personalmente el acta al Tribunal Superior, a través de medios de memoria, o no. Luego, el acta deberá quedar en posesión del CNE, salvo que los originales sean entregados al TSJ.
Sin embargo, es un hecho público que la directiva de Edmundo González publicó más del 80% de sus actas en un sitio de Internet a pocas horas de la elección, lo que el poder electoral aún no ha realizado, aunque debería haberlo hecho en su portal web. A más tardar el 2 de agosto (según lo previsto), pero se sigue citando un hackeo electrónico como el motivo de la interrupción.
El Centro Carter, un panel de expertos de la ONU y medios independientes como The Washington Post y la Agencia AP revisaron los registros de escrutinio -o una muestra de ellos- publicados por la oposición y coincidieron en su autenticidad porque cuentan con todas las salvaguardias. se proporciona
Este contenido fue desarrollado en colaboración con el Observatorio Global de Comunicación y Democracia y con el apoyo de la coalición global Cívica en el marco de la Iniciativa de Democracia Digital (DDI).