con una espátula
En 1865, el general confederado John Shelby, negándose a admitir la derrota de sus tropas, arrojó su bandera a las aguas del Río Grande en la pequeña ciudad fronteriza de Eagle Pass y entró en México en busca de refugio. Hoy Eagle Pass se ha convertido en el foco de una amarga batalla, con implicaciones constitucionales, que enfrenta al gobierno federal contra Texas por el control de la inmigración; a las tropas de la Guardia Nacional, incluida la Patrulla Fronteriza; De demócratas a republicanos. Y todos estos conflictos convergen en un punto: el parque de 19 hectáreas a orillas del Río Grande que rinde homenaje al soldado secesionista que lleva su nombre.
Para el país
Shelby Park era un lugar donde los residentes de Eagle Pass, un pueblo de 28.000 habitantes que vota por los demócratas, se ganan la vida comerciando con México -dos puentes lo conectan con Piedras Negras- y donde se habla español tanto o más que inglés, fueron a reunirse o caminar para pescar, hacer un picnic y celebrar. Este fin de semana, un cartel anunciaba un concierto para el 28 de febrero, mitad musical, mitad religioso, a cargo de la asociación dirigida por el fallecido pastor Billy Graham, consejero espiritual de varios presidentes. Tal como están las cosas, es difícil celebrar.
Un muro de alambre de púas y contenedores cierra el acceso al río. Las entradas a las carreteras están valladas y bloqueadas por vehículos militares. Soldados de la Guardia Nacional, armados con ametralladoras, controlan el acceso y la única rampa para embarcaciones y kayaks en el río. Los residentes no pueden entrar; Y a instancias del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, los agentes de la Patrulla Fronteriza, que hasta el mes pasado utilizaban esos terrenos como punto para procesar la llegada de migrantes que cruzaban el río, ya no pueden hacerlo. Esta decisión canceló la cooperación común entre las dos organizaciones.
“Y todo esto nos pilla en el medio”, suspira Juan Hernández, que regenta una tienda de ropa y calzado a unos cientos de metros de distancia. El bloqueo del parque ha convertido la zona, hasta hace poco muy concurrida debido a su proximidad a Shelby y al cruce fronterizo, en una zona casi encantada, con más agentes de policía locales y sus vehículos que vehículos civiles este fin de semana. “Está perjudicando a nuestra economía”, lamenta el comerciante, que anuncia fuertes descuentos para vender mercancías “Pero lo que más nos asusta es que pueda haber un incidente en el que alguien pierda el control”.
El conflicto actual comenzó el mes pasado, cuando Abbott ordenó a la Guardia Nacional tomar el control de Shelby Park, después de que en diciembre se disparara el número de inmigrantes indocumentados que entraban en esas tierras. La administración del presidente Joe Biden apeló esa decisión ante los tribunales, argumentando que impedía que la Patrulla Fronteriza controlada por el gobierno federal hiciera su trabajo. A mediados de enero, cercas de alambre de púas y otros obstáculos impidieron a los agentes rescatar a una familia de tres inmigrantes que se habían ahogado, alegó el gobierno.
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