La crisis educativa de Altamira coincide con los picos de deserción disparados en 2017
Guig es lo primero que se observa a la entrada de la ciudad de Altamira Escuela Bolivariana Rural Bolivariana AltamiraUna estructura que sobresale más que el nombre de la ciudad grabado en piedra.
El lugar simboliza el esfuerzo de una comunidad por garantizar el derecho a la educación a pesar de estar alejado de los principales centros poblacionales.
Sin embargo, detrás de su fachada teñida de amarillo y sus rejas bien cuidadas, la escuela esconde una realidad compleja. Sin embargo, el principal problema no es la infraestructura. Falta de profesores tituladosCondiciones que comprometen la calidad de la educación en esta zona rural del Estado Carabobo.
SISTEMA DE EMERGENCIA DE MAESTROS Y MINISTERIO SIN TÍTULO
La escasez de profesionales en títulos de Altamira refleja un problema nacional Ministerio de Educación Intentó reducir imperfectamente. Según vecinos del sector, el personal docente actual no cumple con los requisitos formales.
Marjorie Reyna, una de las residentes de la zona, dijo que hay suficientes maestros para atender a los estudiantes, pero otra residente, Mathilde Silva, cuestionó esa afirmación:
Ninguno de ellos es profesor. Para empezar, un director no es un director formal; Él está allí temporalmente mientras los estudiantes obtienen sus títulos académicos”, explicó.
Ministerio de Educación, junto área educativa De Carabobo, implementa un sistema que convoca a los estudiantes de la carrera docente a asumir el rol de docentes. Aunque no se gradúan, ocupan puestos necesarios para mantener la escuela en funcionamiento.

El desafío de la educación continua
A este escenario se suma que el colegio Altamira solo brinda educación primaria hasta sexto grado. Para estudiar educación secundaria (bachillerato) los estudiantes deben asistir al Liceo ubicado en Sapera.
Los adolescentes deben caminar desde Altamira 40 minutos Para llegar a Lyso de la Spera. El trayecto implica recorrer un camino de montaña abandonado y en mal estado, que conecta los pequeños poblados del municipio de Carlos Arvelo.
Durante su visita a la región, el equipo Caracas Al Dia Observó a varios niños vestidos con uniforme escolar caminando hacia la escuela. Para muchas familias, cubrir los gastos de transporte hasta el centro urbano más cercano, Guiga, es inevitable. Un viaje cuesta aprox. $3Una cantidad considerable en el contexto de la economía venezolana.
A pesar de estas dificultades, los jóvenes de Altamira están a la altura del desafío, impulsados por el deseo de obtener una educación que les brinde mejores oportunidades en el futuro.

Maestros bajo presión
El personal docente actual de la Escuela Rural Básica Altamira está formado por tres mujeres, dos de ellas en formación. Estos docentes enfrentan una enorme presión no sólo para cumplir con sus responsabilidades docentes, sino también para avanzar en sus estudios y obtener los títulos requeridos.
“El ministerio necesita profesionalizarlos lo antes posible para evitar conflictos”, afirmó un vecino de Altamira.
Actualmente, un docente es de Santa Efigenia y el otro es originario de Altamira. Sin embargo, el Ministerio de Educación está considerando trasladarlos a otras regiones donde también se necesita personal. Esta posibilidad genera zozobra en la comunidad, ya que no hay transporte público disponible que facilite sus desplazamientos.

Crisis educativa desde 2017
El deterioro de las condiciones educativas en Altamira no es un incidente aislado. Desde 2017, Venezuela vive una crisis económica, política y social Mucha fuga de profesores y alumnos. hacia ciudades más grandes en busca de mejores oportunidades.
Inscripción nacional para el periodo 2024-2025, según estadísticas presentadas por el ministro de Educación, Héctor Rodríguez, en septiembre 5,5 millones de estudiantes. Contraste con este número 7,7 millones registrado en 2019, lo que representa una disminución 15,7%Según la Encuesta Nacional de Instituciones Educativas Nacionales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Además, la Encuesta de Condiciones de Vida (NNCVI) revela que muchos jóvenes de entre 12 y 18 años abandonan la escuela porque consideran que no hay nada importante que aprender en las aulas.

Una escuela que resiste
A pesar de las dificultades, la escuela rural bolivariana Altamira sigue funcionando gracias a la visión de tres docentes 60 estudiantes son admitidosDistribución desde nivel preescolar hasta sexto grado:
- Un profesor asiste a las clases I a III.
- Otra portada de Casa a Clase VI.
- El tercero es responsable del nivel preescolar.
Estos docentes dedican los fines de semana a estudiar para cubrir sus necesidades de formación académica. Pero sus esfuerzos no son suficientes para reemplazar la falta de educación en la región.
El ministerio ha intentado atraer profesores que habían trabajado anteriormente en la región, pero estos se negaron a regresar por falta de incentivos. La falta de vínculos económicos y de transporte público adecuado obstaculizó su regreso.
Lea también:
Carlos Mayor Arvello prometió reconstruir dispensario para Altamira, pero solo hay abandonos.