Más de 120.000 residentes de la Franja de Gaza ya han huido de sus hogares como consecuencia del bombardeo, y cuando comenzó el asedio israelí este lunes día 9, hay escasez de agua, alimentos, electricidad y combustible, informó la agencia de la ONU para Refugiados de Palestina (UNRWA) informó.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, afirmó que el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu había ordenado un bloqueo completo de la Franja, desde donde la milicia del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) lanzó una ofensiva sin precedentes contra el territorio el 7 de octubre.
El bloqueo dejará a Gaza “sin electricidad, sin alimentos, sin combustible”, resumió Gallant.
Las cifras provisionales muestran al menos 800 muertos y 2.243 heridos en Israel, 560 muertos y 2.900 heridos en Gaza y 16 muertos y 80 heridos en Cisjordania en el tercer día de violentos enfrentamientos provocados por los ataques de Hamás contra civiles y soldados israelíes. Ocupado.
Las cifras fueron comunicadas por el Ministerio de Salud palestino, la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina y los Servicios Médicos Israelíes. La mayoría de los muertos eran civiles.
Según la UNRWA, el número de desplazados alojados en 64 escuelas convertidas en refugios ha aumentado en varios miles, hasta alcanzar unos 123.000 en una franja estrecha y densamente poblada de 360 kilómetros cuadrados y 2,3 millones de habitantes.
La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) dijo que se activaron refugios de emergencia en Gaza para albergar a las personas desplazadas “principalmente debido al miedo, la preocupación por la seguridad y la destrucción de sus hogares”.
Al menos 14 instalaciones de la UNRWA, incluidas escuelas, resultaron dañadas, y la agencia recordó que “los civiles siempre deben ser protegidos, incluso en tiempos de guerra” y que las infraestructuras que albergan a familias desplazadas “nunca deben ser atacadas”.
La agencia destacó que las autoridades israelíes también impusieron restricciones de movimiento en los campos de refugiados en Cisjordania, impidiendo que más de 27.000 palestinos accedieran a atención médica y otros servicios.
Todas las escuelas de Cisjordania y Gaza permanecen cerradas, lo que afecta a un total de 1,4 millones de niños y jóvenes estudiantes, según agencias de la ONU.
Los cortes de energía afectan a los hospitales, que ahora dependen de generadores de emergencia y muchos solo tienen combustible para cuatro días. “Con el elevado número de víctimas, existe una necesidad urgente de atención traumatológica y de emergencia”, afirmó Unra.
La agencia añadió que todas las operaciones de recogida de residuos sólidos y vertederos han sido suspendidas y las operaciones de pozos de agua continúan en las tres ciudades de Jabalia, Khan Yunis y Rafah en Gaza.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) expresó su preocupación por el “rápido deterioro de la situación en Israel y el Estado de Palestina y el impacto de este conflicto en las poblaciones afectadas”.
“A medida que el conflicto se intensifica, los civiles, incluidos los niños y las familias vulnerables, enfrentan cada vez más dificultades para acceder a alimentos básicos. Las redes de distribución se han visto perturbadas y la producción de alimentos se ha visto gravemente afectada por las hostilidades”, subrayó la agencia de la ONU.
Por su parte, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, Suiza, guardó durante la jornada un minuto de silencio a petición del representante estadounidense “en honor de las víctimas inocentes” en Israel y Gaza. Como resultado de los ataques de Hamás.
Mientras tanto, Europa, el principal donante de Palestina, ha suspendido todos los pagos y está revisando todos sus proyectos de cooperación al desarrollo en el territorio, según el comisario húngaro de Vecindad y Ampliación, Oliver Varhely.
En Israel, las autoridades militares dijeron que unos 100.000 soldados de reserva ya se habían reunido cerca de la valla que separa el territorio israelí de la Franja. Después del bombardeo, los analistas coincidieron en que un ataque terrestre por parte de las fuerzas israelíes podría ser inminente.
En la sede de la ONU en Nueva York, los miembros del Consejo de Seguridad se reunieron a puerta cerrada para considerar la situación, y los altos funcionarios de la agencia continuaron abogando por el fin de la violencia.
El secretario general, Antonio Guterres, que condenó el ataque de Hamás “en los términos más enérgicos”, pidió a todas las partes implicadas que ejerzan la “máxima moderación” y “que todos los esfuerzos diplomáticos sean para evitar una explosión importante”.
“Los civiles siempre deben ser respetados y protegidos de acuerdo con el derecho internacional humanitario”, recordó en un comunicado.