con una espátula
La periodista nicaragüense Jennifer Ortiz se disponía a celebrar su cumpleaños en Costa Rica, donde se había exiliado por temor a ser encarcelada por el régimen de Daniel Ortega, cuando recibió la noticia de que sus planes fracasaban: ella era una de las 94 personas cuya nacionalidad había sido despojado por las autoridades nicaragüenses.
“El año pasado Ortega me quitó la celebración de mi cumpleaños cuando me desnacionalizó”, recordó Ortiz (1986), uno de los 22 comunicadores nicaragüenses entre los críticos del gobierno sandinista como traidores a la patria, prófugos de la justicia, apátridas y privados de derechos. Activos Hace un año, entre el grupo de 94 personas.
Celebra este jueves su cumpleaños número 38, dijo en su cuenta de la red social X, un elogio a la lista de enemigos del régimen de Nicaragua.
“Lo que nunca quiero es estar cerca de sus amigos”, dijo Ortiz, quien dirige la plataforma Nicaragüense Investiga, y quien espera celebrar muchos más cumpleaños en su cumpleaños, donde por ahora no está permitido.
efectos psicologicos
El jurista nicaragüense Uriel Pineda, experto en derechos humanos, explicó al diario La Prensa que la expulsión de la nacionalidad afecta factores humanos y políticos.
En su caso, luego de procesar la noticia en el exilio, se dio cuenta de que no podía regresar a Nicaragua, que no podía ver a todos sus familiares y que no podía regresar al lugar donde se tenía sentido de pertenencia.
“Me afectó emocionalmente”, admitió el jurista, quien también advirtió que muchos nicaragüenses con pasaportes vencidos o vencidos permanecen en el limbo migratorio.
Pineda fue más allá al decir que la desnacionalización, que es una violación de los derechos humanos, fue cruel con los adultos mayores, quienes, dijo, fueron los más afectados, “porque hay que empezar desde el principio”. “En otros países, conscientes de que han perdido todos los recursos de su vida, se encuentran ahora en medio de numerosos requisitos migratorios para legalizarse dondequiera que vivan.
También sufrieron un trauma las familias nicaragüenses, agregó la activista Heidi Castillo, quienes fueron desnacionalizadas y cuyos nombres fueron eliminados del Registro Civil de Personas, por lo que fueron declarados muerte civil.
“Tienes serios problemas legales, no puedes mudarte, no puedes arreglar nada. Es como si no existieras y tus hijos estuvieran sin padres, sin marido ni mujer. Es una serie de influencias y ni hablar del capital económico que tanto nos ha costado y la dictadura te ha quitado”, anotó.
Fueron privados de su nacionalidad, bienes y pensión.
El periodista Carlos Fernando Chamorro, otra de las víctimas, dio cuenta en X de lo que significa ser declarado apátrida.
“Incluso a los que estábamos ‘sin’ nos confiscaron todos nuestros bienes y pensiones de la seguridad social”, dijo Chamorro, ganador del 38 Premio de Periodismo Ortega y Gasset y director de la plataforma confidencial y programa online Esta Semana.
“La dictadura de Nicaragua me quitó la nacionalidad, me declaró muerte civil y me borró del registro civil”, dijo, por su parte, el embajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, quien se rebeló. Gobierno. Nicaragüense.
En un comunicado conjunto, 46 de esos 94 nicaragüenses reconocieron que las medidas impuestas habían trastocado sus vidas, “ya destrozadas por la persecución, el encarcelamiento y el exilio”.
“También han causado sufrimiento en nuestra familia. Pero afrontamos la adversidad con dignidad y sin doblar las rodillas. Y aquí estamos, con la moral y el compromiso intactos”, dijeron en la carta, en la que agradecieron al Gobierno español por conceder la nacionalidad a más de un centenar de nicaragüenses de un total de 317 declarados apátridas. .
Pese al calvario que vivieron, los desnacionalizados se sienten más nicaragüenses que nunca y consideran a Ortega un fracaso porque no los doblegó.
Entre los despojados de su nacionalidad hace un año estaban los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, el ex comandante revolucionario Luis Carreón, la veterana defensora de derechos humanos Vilma Núñez y el ex ministro de Relaciones Exteriores Norman. Caldera, entre otros.
Con información de Caracas Al Dia