con una espátula
El sello musical alemán BMG ha decidido romper permanentemente los lazos con el músico cofundador de la legendaria banda Pink Floyd, Roger Waters, según Variety.
Andrea Meneses || Infobae
La radical decisión se produce tras una serie de polémicas declaraciones del artista británico sobre Israel, Ucrania y Estados Unidos, que le han puesto en el centro de la polémica. Este movimiento sólo sentará un precedente para los cambios implementados internamente en el sello.
El acuerdo de publicación musical entre BMG y Waters se firmó en 2016, que originalmente incluía planes para lanzar una versión regrabada del aclamado álbum de 1973 de Pink Floyd, Dark Side of the Moon. Sin embargo, el recién nombrado CEO, Thomas Kosfeld, asumió el cargo el 1 de julio de 2023 y canceló el trato, por lo que el álbum finalmente fue lanzado al público a través de la compañía británica Cooking Vinyl.
Ahora, a pesar de que el trabajo de Waters con Pink Floyd ofrece uno de los catálogos musicales más importantes y lucrativos de la era del rock, la discográfica BMG ya no lo quiere en su puesto, a raíz de su polémico puesto, según fuentes de Variety. Hasta el momento no ha habido ningún comunicado oficial al respecto por parte de la discográfica.
La exitosa carrera de Roger Waters en el mundo del rock se ha visto ensombrecida por sus recientes comentarios políticos. Incluso sus declaraciones públicas han sido interpretadas como un paso hacia el antisemitismo. En un discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, invitado por Rusia, el veterano músico sugirió que la invasión rusa de Ucrania en 2022 “no fue sin provocación”, lo que generó duras críticas.
A pesar del anticuerpo generado por sus palabras, el artista de 80 años se mantuvo firme en su postura y defendió sus puntos de vista en varias ocasiones durante su gira, mientras negaba constantemente las acusaciones de antisemitismo en su contra.
Más allá de afectar la relación entre Waters y BMG, la situación molestó a sus antiguos compañeros de banda, ya que también afectó las posibilidades de Pink Floyd de vender su catálogo de grabaciones de 500 millones de dólares. Varios interesados desistieron de la adquisición debido a los comentarios y la postura radical del músico.
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