El general Juan José Zúñiga, exjefe militar que encabezó un fallido intento de golpe de estado en Bolivia esta semana, dijo el sábado que cuando fue trasladado a una prisión de alta seguridad en las afueras de La Paz, se sabrá la verdad sobre los hechos.
“El resto son inocentes, hay gente inocente”, logró decir Zúñiga a la prensa en aparente referencia a los otros 21 presos, mientras le presentaban un coche en medio de una fuerte fuerza policial. El ex comandante del ejército estaba custodiado por dos policías esposados.
Horas más tarde, Zúñiga fue trasladado a otra prisión en la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia, por “razones de seguridad”.
“Hay cierto descontento entre los internos por la presencia de Zúñiga, por eso decidimos llevarlo al penal de Abra en Cochabamba. Tenemos la obligación de garantizar la vida y la seguridad de cada recluso”, dijo en conferencia de prensa el director del Régimen Penitenciario, Juan Carlos Clines.
La prisión de Choncocorro donde inicialmente fue llevado Zúñiga es considerada de máxima seguridad y está ubicada en las afueras de La Paz, a unos 3.800 metros (12.467 pies) sobre el nivel del mar. Los prisioneros más peligrosos suelen ser trasladados allí. La cárcel de Abra está en un valle a una altitud de menos de 1.750 metros (5.741 pies).
Zúñiga está siendo investigado por insurgencia armada y terrorismo, al igual que el ex comandante de la Marina, el vicealmirante Juan Arnez, y el ex comandante de la Brigada Mecanizada del Ejército, coronel Edison Irahola. Klinus dijo que estos dos últimos permanecerán en la prisión de Chanchakoro.
Otros 14 de los 21 detenidos comparecieron el sábado ante un juez de medidas cautelares, que podría ordenarles prisión preventiva en espera de investigaciones. La audiencia se realizó de manera virtual por razones de seguridad. Todos están siendo juzgados por rebelión armada y terrorismo.
El abogado Alexis Fuentes, defensor de uno de los presos, cuestionó la decisión del fiscal de juzgar a ambos por el mismo delito. “No tiene sentido, no existe una individualización de la culpabilidad de cada acusado”, se quejó.
Frente a la sede policial, medio centenar de seguidores del presidente Luis Arce gritaron: “¡Cárcel para Zúñiga!” Cerca de la zona se encontraban familiares de 21 personas detenidas por el golpe militar, entre ellos la esposa de Zúñiga, Graciela Arancibia.
“Estamos siendo acosados, acosados y es injusto. “Soy madre de un niño de 6 años y quiero respeto”, dijo la mujer entre lágrimas.
Un ministro de gobierno, Eduardo del Castillo, supervisó el traslado de Zúñiga.
Ante los reclamos de algunos detenidos que afirmaron haber cumplido órdenes, del Castillo dijo que es norma en las Fuerzas Armadas que “las órdenes se dan por escrito”.
“Hay militares que estuvieron bajo el mando de Zúñiga y serán testigos. “Estamos investigando”, añadió.
Arce aseguró a The Associated Press que el objetivo de los golpistas era derrocarlo e instalar a Zúñiga, un excomandante que ha sido un colaborador cercano del presidente desde 2022, cuando asumió el cargo.
Los opositores de Ars, el expresidente Evo Morales y líderes de la sociedad civil, cuestionaron la versión del gobierno y dijeron que se trató de un autogolpe, basándose en la declaración de Zúñiga. Cuando fue arrestado, dijo que fue el presidente quien le pidió que planeara una operación militar para ayudar a aumentar su popularidad.
Ars ha negado las acusaciones. “Por supuesto que rechazo esa versión”, dijo.
El presidente enfrenta un creciente clima de malestar social a medida que la economía se deteriora y el costo de vida aumenta. Un conflicto con Morales por el liderazgo del movimiento gobernante hacia el Partido Socialismo obligó a Arce a perder poder político.