Según Mirla Pérez, directora del Centro de Investigaciones Populares, los aplausos perpetúan la dependencia y el control político. La falta de datos actualizados sobre deficiencia y desnutrición, así como la mala calidad nutricional de los productos, alimentan las críticas a los programas gubernamentales. Caracas. Más allá de las críticas a la gestión de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), el programa de gobierno responde a una necesidad que, seis años después de su implementación, no puede ser atendida, agudizada en zonas donde más se necesita. Hay un capítulo aparte sobre el debate sobre la eficacia de las subvenciones y ayudas estatales en situaciones de extrema pobreza al analizar el caso de las bolsas de alimentos distribuidas por Claps. Para Mirla Pérez, directora del Centro de Investigaciones Populares, estos mecanismos diseñados como una forma de asistencia social directa no sólo son inadecuados, sino que reflejan una lucha por el poder y el dominio en la estructura política y social del país. “Todo estado siempre necesita algún tipo de asistencia o algún tipo de subsidio directo en casos de pobreza extrema. El problema es que esta subvención no es el único caso aquí. Todos vivimos en extrema pobreza porque un salario mínimo como el de Venezuela está diseñado para dominar a toda una sociedad.”Él explicó. La cuestión se centra en el hecho de que, al imponer un salario mínimo que apenas cubre las necesidades básicas, se perpetúan condiciones de pobreza generalizada. En este sentido, el sistema de subsidios no sería más que una herramienta para mantener el control político. El precio del mercado de valores equivale aproximadamente al 33% del salario mínimo hasta noviembre de 2023. Fotografía: Terry Gamboa problema subyacente Según Pérez, a través de programas como los CLAP, el Estado busca mantener su hegemonía mediante la distribución de ayuda, vinculando recursos a estructuras comunales y, en última instancia, fortaleciendo su aparato político. “El programa debería diseñarse para que, en algún momento, los beneficiarios puedan optar por no recibir el subsidio a través del CLAP, de alguna manera. Por el contrario, la intención parece ser la de mantenerlo como una extensión del aparato político. Están interesados en mantenerlo como un instrumento político de hegemonía, ya que toda la estructura comunal está involucrada en el tali. Entonces la cuestión no es la caja, siempre digo. En otras palabras, el problema no es la caja de aplausos, sino todo el sistema de dominio integrado en esa plataforma y ese dispositivo.”argumento. Una crisis causada por los controles de precios, una disminución en la producción de alimentos, la falta de divisas debido a los controles cambiarios y una caída en las importaciones llevaron a una escasez de alimentos cercana al 30% en marzo de 2014, fecha en la que el banco central de Venezuela publicó su último informe sobre escasez de alimentos. índice. Desde entonces, las estadísticas oficiales de este índice no se han actualizado. Según un estudio publicado por el Observatorio Venezolano de Salud (OVS) en 2017, cuando comenzaron a distribuirse las bolsas de palma, los venezolanos perdían en promedio 8 kilos. Sin embargo, si bien la distribución directa de bolsas o cajas con productos ayudó a frenar el aumento del hambre, no abordó la desnutrición como una consecuencia fundamental, ya que el contenido nutricional de los alimentos que venían en cajas de plástico era bajo en proteínas y vitaminas y alto en grasas. , azúcares y carbohidratos, informa ACNUDH de 2018. Para los habitantes del estado Nueva Esparta, esta realidad se mantiene cinco años después. Este año, en algunas comunidades, las bolsas de plástico se han retrasado hasta tres meses. En otras zonas, cuando se trata, los productos entregados son limitados y de mala calidad. Asimismo, algunos activistas públicos dijeron a Crónica.uno que fueron obligados a participar en actividades políticas para mantener su derecho a recibir bolsas. Del mismo modo, los neoespartanos inscritos en el registro del programa de alimentos del gobierno también informaron retrasos en la entrega de bolsas que contenían productos básicos desde principios de este año. prudencia Según el testimonio de vecinos de la Isla de Margarita, en la urbanización Pedro Luis Briseño del municipio de García y el sector Barbasco del municipio de Península de Macanao, los vecinos se vieron obligados a devolver las bolsas a los líderes comunitarios, porque contenían harina de trigo. Los gusanos dañan el maíz y el arroz. Esto provoca que los gestores de carreteras tengan que llamar al transporte y devolver los productos a Dinesa, que se encarga de la distribución. Sumado a esto, aunque el precio de la bolsa aumentó de 10 a 20 bolívares, su contenido no mejoró ni en calidad ni en variedad. Según la versión de los vecinos faltaban productos como aceite, mayonesa y harina de trigo. El concejal Melido Hernández incluso informó que quienes se quejaron del desabasto amenazaron con detener definitivamente las entregas. Por su parte, líderes vecinales sugirieron en el trabajo que desconocen cuándo se reanudará el programa, lo que aumenta la incertidumbre de la población. Incluso empleados de empresas públicas como Corpoilec han dejado de tomar los complementos alimenticios que recibían anteriormente. El producto nacional de la empresa incautada no satisface la demanda de Tali. Foto: Manuel Díaz DesigualdadEn octubre de 2016, seis meses después de creada la abrazadera, Maduro emitió un decreto que obligaba a las empresas agroalimentarias a vender el 50% de su producción al Estado a un precio fijo. Todo esto fue entregado en un informe de 2018 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH). Ni siquiera el potencial agroalimentario de Barinas garantizaba una distribución continua de los beneficios. La distribución de bolsas de alimentos en el municipio de Barinas se ha convertido en un motivo de preocupación y discriminación. Si bien se conceden a los trabajadores de oficina una vez al mes mientras el alcalde está en el cargo, la situación en algunas comunidades es más complicada. Por ejemplo, en la urbanización Raúl Leoni los vecinos no reciben la bolsa desde abril, aunque esto puede variar según comunidad y parroquia. Sin embargo, en el conjunto urbano Ciudad Tavacare, donde viven 5.360 personas en 338 edificios, la bolsa llega regularmente todos los meses. Esta zona se caracteriza por el fuerte control político del partido gobernante y la presencia de clanes. Esta disparidad en la oferta de bolsos también se refleja en las legislaturas regionales. Según un funcionario de la institución, que pidió no ser identificado, se entregó una sola vez y fue en respuesta a la suspensión del bono de asistencia. Parece más una medida para pacificar la situación que un subsidio regular y constante. Esta situación pone de relieve la falta de transparencia y equidad en la distribución de recursos básicos para alimentar a los ciudadanos. La distribución selectiva de bolsas de alimentos sólo a ciertos grupos o comunidades con afiliación política crea una clara división y deja a otros vulnerables. Alex Sub Hasta 2019, cuando el gobierno relajó las restricciones a la importación y producción de alimentos, la disponibilidad de alimentos alcanzó mínimos críticos, ya que las importaciones de alimentos cayeron un 76% entre 2013 y 2017, el pico del déficit, reveló la ACNUDH en 2020, en ausencia de las estadísticas oficiales. La distribución de bolsas de palma en el estado La Guaira presenta retrasos importantes de 5 a 6 semanas, incluso hasta dos meses en sectores menos poblados como Caruao, Carayaca y El Junko. La empresa Salva Foods, vinculada al empresario Alex Saab, preso en EE.UU. por investigar presunto lavado de dinero, era la encargada del embalaje en el puerto de La Guaira. Por tanto, la frecuencia de los partos osciló entre 3 semanas y un mes. Sin embargo, tras el arresto de Sabre, la empresa dejó de operar en la zona y aún debe beneficios sociales a sus trabajadores. Ahora, la responsabilidad recae en la empresa estatal Vargas Alimentos. Sin embargo, es importante resaltar que las cajas de aplausos que llegan a las comunidades no son las mismas que reciben los empleados de las agencias gubernamentales. Por ejemplo, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía se reparte mensualmente un combo proteico que incluye 15 kilogramos de carne roja y pollo, además de un kilogramo de queso blanco y mortadela. Los trabajadores de estos establecimientos también tienen acceso a productos de marcas reconocidas en Venezuela, como Polar, que incluyen frijoles, salsa de tomate,…
El modelo Clap perpetúa el control político, advierten los analistas
Redacción - Caracas Al Dia
En Caracas Al Día, nuestra pasión es desglosar las noticias más recientes de manera accesible. Cubrimos una amplia gama de temas, desde sucesos locales hasta avances científicos. Nuestro objetivo es proporcionarte información relevante y concisa para que estés al tanto de todo lo que ocurre en Venezuela y más allá.