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Los cuerpos sin vida de dos migrantes fueron hallados este miércoles en el muro de boyas instalado en el río Bravo por el Gobierno de Texas, según ha confirmado la Cancillería mexicana en dos comunicados. El primero fue hallado atorado en la parte sur de las boyas, alrededor del municipio de Eagle Pass, sobre las 14.35 horas por las autoridades estadounidenses. El segundo fue encontrado a unos cinco kilómetros, cerca de la ciudad de Piedras Negras, por un equipo del Instituto Nacional de Migración. Ninguna ha sido identificada hasta el momento, y se desconoce también sus nacionalidades. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha reclamado nuevamente que la barrera flotante viola la soberanía mexicana e “impacta en la seguridad, integridad y derechos humanos” de los migrantes.
Por El País
La tensión en la frontera entre México y Estados Unidos nunca cesa. La relación diplomática de los dos países se ha visto más presionada de lo habitual desde hace unas semanas, cuando el Gobierno de Greg Abbott puso una valla en el río de 350 metros de largo sin contar con permisos de ninguna de las Administraciones federales. La instalación está compuesta de unas enormes boyas naranjas que separan Eagle Pass, en Texas, de Piedras Negras, en Coahuila. El gesto, que busca impedir a los migrantes cruzar la frontera, desató la preocupación del Gobierno mexicano. El Ejecutivo a cargo de Andrés Manuel López Obrador optó por mandar una nota diplomática a su país vecino para manifestar su enojo. Diez días después, el Gobierno de Joe Biden demandó a Texas por la medida.
Las primeras consecuencias de esa barrera han llegado apenas unas semanas después de su instalación. Desde hace días grupos de migrantes ya habían alertado de que algunas personas se habían quedado atoradas en la barrera y habían tenido que ser rescatadas. Este miércoles, a 20 días de haber sido puesto, el muro flotante se cobró sus primeras dos vidas.
“Reiteramos la postura del Gobierno de México sobre que la colocación de boyas alambradas por parte de las autoridades de Texas es una violación a nuestra soberanía”, rezaba el comunicado emitido por la Cancillería mexicana el miércoles por la tarde. “Externamos nuestra preocupación sobre el impacto a los derechos humanos y seguridad personal de los migrantes que tendrán estas políticas estatales, que van en sentido opuesto a la estrecha colaboración entre nuestro país y el Gobierno federal de los Estados Unidos”, agregaba.