La organización Médicos Sin Fronteras informó que el número de migrantes que cruzan los 100 kilómetros “a caballo” del Tapón del Darién ha superado casi los 500.000 en lo que va de 2023, frente a 248.000 en 2022, 0000 y 1333. En 2021
Unos 500.000 migrantes viven en la región selvática del Darién, fronteriza con Colombia y Panamá, y una de las rutas más utilizadas y peligrosas para que estas personas viajen a Estados Unidos, informa Médicos Sin Fronteras (MSF).
Para 2023, el número de migrantes que hasta ahora han cruzado los 100 kilómetros del Tapón del Darién a “caballos salvajes” superará los casi 500.000, dijo la agencia en un comunicado. Eso es más que 248.000 en 2022. y en 133.000 en 2021.
“Los migrantes que cruzan la selva representan más del 11% de la población de Panamá. “Esta es una crisis sin precedentes que no ha recibido suficiente atención global o regional”, afirmó el coordinador general de MSF para Colombia y Panamá, Luis Aguiluz.
Agregó que “no se garantizan rutas seguras para los migrantes, ni existen recursos suficientes para las agencias que los atienden”.
Una de las rutas olvidadas de Colombia comienza en el Puente Rumichaca, que conecta Tulcán (Ecuador) con Ipiales (Colombia), por donde ingresaron Keiber Bastidas, su esposa Daniela y sus dos hijos. Ya estaban exhaustos cuando llegaron a las puertas de Darién. Han pasado al menos 25 días desde la agotadora rutina mensual de Ecuador Apenas alcanza para pagar el alquiler en GuayaquilDecidieron salir de ese país rumbo a Estados Unidos.
Durante 2023, MSF recorrió las principales rutas de tránsito de migrantes por Colombia.
“Lo que hemos visto y oído de ellos es de quienes viajan al sur del continente. Se enfrentan a situaciones de extrema vulnerabilidad: hambre, falta de refugio y de fuentes de agua, Cobros excesivos, desinformación y estafas, xenofobia y violencia física, mental y sexual. Todo empezó mucho antes de que los migrantes llegaran a la selva del Darién, aunque ahí fue donde se hizo evidente”, dijo Iguiluz.
Una de las rutas olvidadas de Colombia comienza con el Puente de Rumichaca, que conecta Tulcán (Ecuador) con Ipiales (Colombia).
Allí, MSF se reunió con las familias de dos mujeres venezolanas, Frangerlin y Yucleisy. Caminaron en el frío y a gran altura, exhaustos, envueltos en mantas y rompiéndose la piel y los labios. Franzerlein, embarazada, tiraba de un carrito de mercado en el que se veían tambalearse las piernas de un bebé cansado y dormido. Llevaban cuatro semanas viajando. Los dos regresaban a Venezuela con sus maridos y cuatro hijos. Uclisi se llevaría más tarde a sus otros hijos para partir juntos hacia Darién; Frangerlin todavía no estaba seguro. “Estoy cansado de moverme”.dicho.
“Al salir de Guaquil fuimos amenazados por un grupo de hombres a los que llamaban ‘fanáticos’. Nos dijeron que se iban a llevar a nuestros hijos si no les pagábamos, pero nuestros socios se rebelaron y les dijeron que se llevaran nuestras cosas o a nuestros hijos. matarnos”, dijo Uclisi.
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