con una espátula
El secuestro y asesinato del exmilitar venezolano Ronald Ojeda –refugiado político en Chile desde 2018– se caracteriza por elementos inusuales. En capitales como Santiago de Chile, donde los secuestros por extorsión se dispararon hace dos años: 26 en 2021; En 2022, 46 y 2023, 56, según la policía de investigaciones, PDI–, la Fiscalía intenta contrarreloj reconstruir el complejo rompecabezas de una trama que se ha colocado en el primer plano de la conversación nacional y la preocupación política, en medio de una crisis de inseguridad pública sin precedentes. Será crucial lo que suceda este lunes en el Centro de Justicia donde se formalizará la investigación contra un joven de 17 años de nacionalidad venezolana -el primero detenido en la trama- por el delito de secuestro con homicidio.
Por Rocío Montes / Ana María Sanhueza / elpais.com
Ojeda fue sacada de su departamento en el occidental municipio de Independencia, en Santiago de Chile, a primera hora de la mañana. Lo acompañaban su esposa y su hijo de cuatro años. Fue el 21 de febrero -10 días antes de que su cuerpo fuera encontrado el viernes pasado, enterrado bajo cemento- y el secuestro fue realizado por tres hombres uniformados de la PDI y cubriendo sus rostros, mientras un cuarto delincuente se hizo cargo del inmueble. El cuidador siente curiosidad porque todo indica que el grupo se dejó grabar (la mayoría de los edificios modernos tienen cámaras) y aunque dieron muestras de profesionalismo en el funcionamiento, no llevaron DVR (sistemas de grabación de video). ), como han hecho en otras ocasiones bandas criminales, especialmente en agresiones. No sería un error de aficionado, pero es posible que los delincuentes hubieran querido dar una señal. La pregunta es ¿a quién?
Hay una segunda razón: la ropa. Es la primera vez en Chile, ya que los secuestros aumentaron en 2022, tras el surgimiento de bandas transnacionales, con delincuentes disfrazados de policías, que han llamado la atención de las autoridades. Forma de ejecución en Caso OjedaSe desmarca, por tanto, de lo visto hasta ahora: la víctima casi siempre camina por la calle, los secuestradores la recogen en un coche. Los delincuentes del exmilitar venezolano, sin embargo, subieron al piso 14 la madrugada del 21 de febrero para capturarlo. Se destacaron en valentía Aragua es el tren pirata -un grupo del Tren de Aragua- que recogió en su lugar de trabajo al empresario Rudy Basualdo de Rancagua, al sur de Santiago, a plena luz del día de noviembre. En aquella ocasión, fue liberado luego de 40 horas y luego de pagar un millón de dólares.
A medida que los secuestros comenzaron a aumentar, la fiscalía realizó dos tipos de investigaciones. En primer lugar, la extorsión, que es la mayoría, es decir, cuando los delincuentes piden dinero a cambio de la liberación de la víctima. Antes se daban principalmente entre delincuentes, pero hoy en día afectan a víctimas sin antecedentes policiales y a pequeños comerciantes, principalmente extranjeros. Uno de estos casos fue en julio, en el centro de Santiago, el de una venezolana que, junto con su marido, era propietaria de una pastelería: ocho hombres llegaron en un coche sin matrícula y se la llevaron el fin de semana. La pareja decidió abandonar el país a finales de semana.
Pero existe un segundo tipo de secuestro: el que ocurre entre pandillas, donde el objetivo no es obtener dinero para el rescate, sino enviar una señal a otro grupo. En tales casos acaban con la vida del secuestrado.
Hay otro elemento importante. Todo indica hasta el momento -como dijo el fiscal a cargo, Héctor Barros- que el caso Ojeda es “una operación compleja vinculada al crimen organizado”. Y en Chile, “después de la pandemia, el crimen organizado se llama el tren Aragua”, como dijo en septiembre el policía de investigaciones (PDI) de Chile, Sergio Muñoz. En este caso, entre otros factores, el cuerpo fue encontrado dentro de una maleta y enterrado a 1,4 metros de profundidad bajo cemento, como ya lo había hecho Los Gallegos, otro grupo de la misma organización en Arica, norte de Chile. Pero la forma en que secuestraron a Ojeda fue inusual: los delincuentes estaban vestidos como policías. Este punto parece totalmente relevante y explica por qué están abiertas varias hipótesis sobre el motivo del secuestro y asesinato.
Para la oposición venezolana, sigue abierta a un motivo político. Este domingo, la líder de la oposición del gobierno venezolano, María Corina Machado, mencionó el complot. “Los brutales crímenes del teniente Ronald Ojeda, ex preso político venezolano en Chile, han conmocionado a nuestro país. Su secuestro y asesinato demuestran que el acoso traspasa fronteras. Esperamos los resultados de una investigación completa por parte del gobierno chileno para llegar a la verdad y llevar a los responsables ante la justicia. “Todo nuestro apoyo y solidaridad con los familiares y compañeros del teniente Ojeda”, escribió en la red social X.
La fecha de muerte fue entre siete y diez días, es decir, aún no está claro si fue asesinado instantáneamente o permaneció con sus captores durante días para sacarle información o atacarlo. Pero a diferencia de lo que ocurre con hechos de este tipo registrados en Chile desde 2022, no hubo solicitud de dinero ni contacto con la familia, donde los perpetradores se apresuran a dar pistas. Este punto indica que, en principio, no buscaban recompensas. El número de días que les tomó a las autoridades encontrar el cuerpo, 10, muestra no sólo la vulnerabilidad de Chile, sino también la capacidad de estos grupos para escapar.
Otras dos detenciones están pendientes en relación con los sujetos que identificó el fiscal Barros y que estuvieron involucrados en el operativo criminal. Pero los investigadores tienen claro un patrón en el comportamiento de este tipo de criminales: cuando se trata de crimen organizado puro y duro, al menos en Chile nunca ha habido cooperación.