con una espátula
Las víctimas de la violencia en Venezuela en 2017 esperan que la Corte Penal Internacional (CPI) reconozca que fueron perseguidas para proteger sus derechos políticos y sociales. Parecería que, en última instancia, las violaciones y abusos cometidos en ese contexto constituyen crímenes de lesa humanidad y pueden ser una forma de reparación. Su voz resonó en la sala de apelaciones del tribunal, que este miércoles cerró una sesión de dos días de la investigación que la fiscalía espera llevar a cabo en el país sudamericano. El gobierno venezolano niega la existencia de un plan estatal para suprimir defensas y considera que la presencia del TPI en este sentido responde a intereses políticos externos. Los fiscales, sin embargo, señalan que el trabajo judicial es escaso en Caracas y temen que haya un vacío de impunidad. Los jueces ahora deben decidir si la fiscalía puede continuar con el caso.
Por Isabel Ferrer / elpais.com
Es la primera vez que las víctimas de las protestas antigubernamentales en Venezuela entre abril y julio de 2017, en las que murieron más de un centenar, hacen oír su voz. No lo hicieron personalmente sino a través de Paulina Macidda, abogada principal de la Defensoría Pública para Víctimas (OPCV) del TPI. “En estos momentos, mientras hablamos, se están cometiendo crímenes impunemente en Venezuela”, afirmó. Tras confirmar que las autoridades venezolanas “no investigarán como la Fiscalía de la CPI”, enfatizó que el sufrimiento de quienes han sido violadas o agredidas sexualmente es “específico en el marco de la persecución”. “Estos crímenes no pueden ser investigados a nivel nacional como si fueran actos de crueldad. Se debe demostrar la intención discriminatoria y reconocer el contexto”, dijo. Masidda indicó que los tribunales venezolanos han desestimado este tipo de casos, “pero hay casos de tortura y violación en los centros de detención; amenazas y detenciones ilegales de opositores políticos; Maltrato a las víctimas y a sus familiares”. Las víctimas, concluyó, “buscan justicia y esperan la confirmación del fiscal de que se reanudará la investigación”. “Sólo un enfoque integral nos permitirá encontrar la verdad”.
En respuesta, el británico Ben Emerson, uno de los abogados contratados por el gobierno venezolano, negó que el TPI tuviera competencia en el caso, “a menos que exista una política estatal de represión, lo cual negamos”. Refiriéndose al reclamo de justicia por parte de las víctimas de violaciones, arremetió. Dice: “Esta frase de sentimiento se puede aplicar a muchos delitos. Aquí se ha inventado una política estatal generalizada e inexistente para acercarse al TPI y la función judicial ha sido usurpada por la fiscalía. “Venezuela ya investiga cada caso según sus propios hechos”. Su voz fuerte fue considerada inapropiada por los jueces de la Cámara de Apelaciones, quienes pronto pidieron a todos los que comparecieron ante el tribunal que se comportaran bien.
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