con una espátula
Secuestros de policías, dos narcotraficantes que se fugaron de prisión, disturbios en las cárceles y ataques con explosivos en las calles: el narcotráfico ha desafiado al presidente de Ecuador, Daniel Noboa, en su primera crisis desde que asumió el cargo en noviembre.
Desde hace dos días se vive una noche de terror en el país sudamericano. Siete policías fueron secuestrados en medio del estado de emergencia ordenado por el gobierno el lunes en medio de un estallido de violencia vinculado al tráfico de drogas.
“Son días muy difíciles porque (…) la decisión importante es enfrentar estas amenazas con características terroristas”, dijo el secretario de comunicaciones del gobierno, Roberto Izurieta, en entrevista con el canal digital Viginarius.
La fuga de prisión de Adolfo Macías alias “Fito”, jefe de la principal banda criminal conocida como Los Choneros, desató una crisis el domingo. Este martes, las autoridades informaron sobre la fuga de otro líder narco: Fabricio Colón Pico, uno de los líderes de Los Lobos, fue detenido el viernes por su presunto papel en un complot para asesinar al fiscal general.
Según las autoridades, siete policías fueron secuestrados en las provincias de Machala (suroeste), Quito y Los Ríos (suroeste). También fue bombardeada una comisaría de policía, la casa del presidente de la Audiencia Nacional y un coche incendiado. No se reportaron víctimas ni heridos.
Noboa, de 36 años, es el presidente más joven de Ecuador y llegó al poder con la promesa de atacar con mano dura a los grupos de narcotraficantes vinculados a los cárteles colombianos y mexicanos.
En un vídeo no verificado que circula en las redes sociales, tres agentes están sentados en el suelo. Uno de ellos fue obligado a leer un mensaje dirigido al presidente: “Usted ha declarado la guerra y va a la guerra (…) Usted ha declarado el estado de excepción; Declaramos el botín de guerra a policías, civiles y militares. Cualquiera que sea encontrado en la calle después de las once de la noche será ejecutado.
El estado de emergencia está vigente durante 60 días en todo el país, incluidas las prisiones. La medida incluye un toque de queda de seis horas, entre las 23.00 y las 05.00 hora local (04.00-10.00 GMT).
“No vamos a negociar”.
Policías y militares buscan desde el domingo a Fito, quien cumple una condena de 34 años en la Prisión Regional de Guayaquil (Suroeste) por crimen organizado, narcotráfico y asesinato. Los Choneros compiten en una guerra con otras veinte pandillas por las rutas del narcotráfico que están agotando el país.
La fiscalía presentó cargos contra dos funcionarios de prisiones por su presunto papel en la fuga del delincuente de 44 años, que tenía el título de abogado en prisión.
La sede presidencial y las estaciones del metro de Quito han sido militarizadas.
La declaración de emergencia permite a las fuerzas armadas intervenir en el sistema penitenciario, donde el lunes se registró un número indeterminado de guardias, sin que el organismo gestor (SNAI) indicara si han sido liberados.
“No vamos a negociar con terroristas y no descansaremos hasta que regrese la paz a los ecuatorianos”, advirtió Noboa en un video a través de su cuenta de Instagram.
El presidente atribuyó los ataques a las cárceles como represalia por sus acciones para “restaurar el control oficial” de las prisiones.
Noboa anunció la semana pasada que construiría dos cárceles de máxima seguridad en las provincias de Pastaza (este) y Santa Elena (suroeste), similares a las que construyó el presidente salvadoreño Naib Buquel en su guerra contra las pandillas.
Crisis “sin precedentes”
Los secuestros de policías se han sumado a la violencia en la costa de Esmeraldas (en el noroeste y cerca de la frontera con Colombia), una de las provincias ecuatorianas controladas por la mafia.
Varias personas arrojaron un artefacto explosivo cerca de la comisaría y dos coches fueron incendiados en otros lugares, sin causar daños.
En Quito también se reportó la explosión de un auto y la explosión de un artefacto cerca de un puente peatonal. Su alcalde, Pabel Muñoz, pidió al Ejecutivo “militarizar” instalaciones estratégicas ante una “crisis de seguridad sin precedentes”.
Ubicado entre Colombia y Perú, el mayor productor de cocaína del mundo, Ecuador ha pasado de ser una isla de paz a un bastión de la guerra contra las drogas. 2023 cerró con más de 7.800 asesinatos y 220 toneladas de incautaciones de droga, nuevos récords en un país de 17 millones de habitantes.
Desde 2021, más de 460 personas han muerto en enfrentamientos entre presos. Además, entre 2018 y 2023, se espera que los homicidios en carreteras aumenten casi un 800%, de 6 a 46 por cada 100.000 habitantes.
AFP