La Corte Suprema de Brasil despenalizó este martes la posesión, cultivo y consumo de marihuana para uso personal, convirtiéndolo en un acto ilegal de carácter únicamente administrativo.
La mayoría de los magistrados explicaron que el consumo de drogas no es un delito porque la ley actual, aprobada en 2006, ya lo despenaliza, y quienes sean declarados culpables sólo enfrentan penas menores, como servicio comunitario.
“El consumo no se castiga con arresto o prisión, por lo que no es un delito. El usuario no debe ser criminalizado, debe ser tratado con principios de salud pública y educación social”, afirmó el juez José Antonio Días Toffoli durante la audiencia.
Además, Toffoli señala el “estigma” asociado a la criminalización, que puede impedir que los usuarios busquen la ayuda que necesitan.
Sin embargo, y ante las críticas expresadas en los últimos meses por la mayoría conservadora de los legisladores del Congreso, los magistrados insistieron en que no se estaba legalizando el consumo, medida que corresponde al poder legislativo.
“El consumo de drogas ilícitas es malo y el papel del Estado es luchar contra el tráfico y tratar a quienes son dependientes”, dijo el presidente del tribunal, Luis Roberto Barroso.
El problema de la discriminación
La mayoría de los magistrados coincidieron en la necesidad de cuantificar el cannabis para distinguir al consumidor del traficante, que se enfrenta a penas de prisión, ya que la ley actual no lo establece.
La ausencia de un límite abre la puerta a comportamientos arbitrarios por parte de policías y jueces, que según los magistrados podrían conducir a casos de discriminación que afectan principalmente a los negros pobres.
Según datos citados durante el debate en la Corte Suprema, 20 gramos de marihuana son suficientes para convertir a un joven negro analfabeto en traficante, mientras que la cantidad promedio para una persona blanca educada es de 58 gramos. Para evitar esta disparidad entre ricos y pobres, “Quiero una regla que se aplique a todos por igual”, dijo Barroso durante una sesión la semana pasada.
Los jueces han propuesto cantidades que oscilan entre 10 y 60 gramos, aunque una minoría dentro del tribunal ha indicado que el Congreso debería establecerla.