Un migrante venezolano murió mientras trabajaba en una minería en Potosí, Bolivia, convirtiéndose en el primer extranjero en morir de las 78 muertes mineras en el país en lo que va del año.
El criollo fue identificado como Enrique Velardo, de 38 años. Lamentablemente no murió solo, ya que otros dos bolivianos murieron a su lado mientras trabajaba en la minería. Estos son Edwin Rubén I. (31) y respondió al nombre de Carlos FS (27).
En ese sentido, se conoció que todos murieron en la mina de Chakilla Pampa.
Leer más: Familiares de Ronald Ojeda abandonaron Chile, el gobierno argentino les otorgó asilo político
El capitán Rolando Cajas, subdirector de las Fuerzas Especiales de Lucha contra el Crimen, confirmó la muerte de los tres mineros. Un venezolano y dos locales murieron tras inhalar gas tóxico de una mina de Potosí en Bolivia, según el informe médico forense.
Se informó que el cuerpo de Velardo ya fue entregado a sus familiares para preparar el funeral y despedirse de él como los demás mineros, informó Corrio del Sur.
“Su cuerpo fue entregado a su país para darle cristiana sepultura. Fue el primer extranjero que murió en la mina”, dijo Cajas.
Más de 40 venezolanos han sido condenados en Panamá
Debido a la complicada situación que vive Venezuela, millones de personas han abandonado su país en busca de mejores oportunidades de vida. Algunos logran sus objetivos, pero otros se enfrentan a una realidad completamente diferente.
Esto último ocurrió con un grupo de más de 40 venezolanos en Panamá, donde la mayoría fueron condenados a cuatro años de prisión. Tal castigo es una respuesta a un incendio ocurrido en un campamento en el bosque del Darién.
La Fiscalía Regional de Darién se hizo cargo del caso y condenó a 43 inmigrantes. 38 de ellos pasarán 48 meses de prisión por incendio provocado, mientras que cinco pasarán 24 meses por “daño al Estado”.
El caso se remonta a marzo de este año, cuando 42 venezolanos y un colombiano vandalizaron un campamento en Meteti. Las autoridades indicaron que 11 módulos se incendiaron.
Los inmigrantes también irrumpieron en edificios donde duermen los agentes del Servicio Nacional de Inmigración y Fronteras. No les prendieron fuego, pero sí robaron varios elementos.
