La selección venezolana, apodada ‘Vinotinto’, consiguió un crucial empate ante Perú en el Estadio Nacional de Lima, consolidándose en el cuarto lugar de las eliminatorias al Mundial 2026. El choque fue un torbellino de emociones, un empate 1-1 después de que un gol del salvador de la Vinotinto, Jefferson Savarino, neutralizara la ventaja inicial de los peruanos.
Combate estratégico: El partido comenzó con un Perú enérgico que mostró momentos de juego superior en el primer tiempo, dominando firmemente y asegurando una ventaja temprana gracias al gol de Yoshimar Yoton en el minuto 17. Sin embargo, pese al dominio, ‘Baikler’ supo aprovechar una de las numerosas ocasiones generadas, desaprovechando varias ocasiones claras de gol.
Momentos de estrés y oportunidad:
Con una sólida defensa y una intensa presión, los locales hicieron el primer amago de gol en el minuto 6, mostrando un juego de ataque que lamentablemente no se tradujo en más goles. La Vinotinto, por su parte, hizo algunos esfuerzos en el primer tiempo liderados por Soteldo y Darwin Machis, aunque el conjunto rival no encontró éxito.
Cambio en la movilidad:
La segunda mitad vio un cambio drástico. Venezuela surgió con la mentalidad de ataque que preocupaba a Perú, encontrando su oportunidad en el minuto 53 cuando Jefferson Savarino logró empatar el marcador. La presión y determinación de la Vinotinto fueron fuertes, demostrando un dominio progresivo en el campo y desestabilizando a un Perú nervioso e inquieto.
El emocionante empate entre Vinotinto y Perú subraya la importancia del equilibrio y la adaptabilidad en el fútbol. Ambos equipos mostraron momentos de brillantez y fragilidad a lo largo de los 90 minutos, destacando la necesidad de coherencia. Para el futuro, la Vinotinto debe capitalizar su impulso ofensivo desde el inicio, mientras que Perú debe mantener la concentración y la eficiencia durante todo el partido para asegurar un mejor resultado en las siguientes eliminatorias.