El sistema electoral de Estados Unidos dicta que el ganador se determina cuando se alcanzan los 270 votos del Colegio Electoral, dependiendo de qué estados haya ganado el candidato, en un esquema casi total de “el ganador se lo lleva todo”. Pero hay al menos dos posibilidades de que en 2024 la cuestión se complique por un vínculo real que no se ha visto en más de un siglo entre Kamala Harris y Donald Trump.
La carrera presidencial de 2024 se perfila como una de las más reñidas y polarizadas en la historia de Estados Unidos, y una pregunta especulativa pero potencialmente realista ya está dando vueltas entre los analistas políticos: ¿Qué pasaría si Kamala Harris y Donald Trump formaran una alianza? ¿Universidad selectiva? Aunque parezca improbable, un empate de 269 votos en el Colegio Electoral no es imposible y las reglas establecidas en la Constitución indican un complejo proceso de tensión.
Para entender cómo puede ocurrir un empate, es importante recordar cómo funciona el Colegio Electoral. En Estados Unidos, el presidente no es elegido directamente por voto popular. En cambio, cada estado asigna un número de “electores” en función de su población, lo que da un total de 538 votos electorales. La mayoría absoluta, es decir, 270 votos electorales, garantiza la victoria de un candidato. Pero, si ambos candidatos alcanzan los 269 votos, el proceso se desviará de un camino inusual y de alto riesgo.
Recordemos que encuestas recientes muestran a ambos candidatos empatados en preferencia electoral, asignando la encuesta NBC/Ipsos el 49% de la intención de voto a cada uno. Votar en estados importantes New York Times También mostró números dentro del margen de error para cada competidor, específicamente el “Rust Belt” (Wisconsin, Michigan y Pensilvania):
Un empate de 269 votos entre Kamala Harris y Donald Trump es, fundamentalmente, lo que sucederá en seis estados clave para la contienda, donde se están concentrando todos los esfuerzos de movilización (y encuestas). Los estados indecisos son Wisconsin, Georgia, Arizona, Nevada, Pensilvania y Michigan. Un resultado en el que Trump ganara algunos de estos estados que perdió en 2020, pero Harris mantuviera otros, podría equilibrar la votación en 269 votos cada uno.
En este caso, el escenario más probable para que esto suceda es que los beneficios de 2020 se repitan durante la elección Biden-Trump, pero con victorias republicanas en Michigan y Pensilvania (con Harris ganando en Wisconsin). Si es así, empate en 269. Pero hay que decir que desde 1992 el comportamiento electoral del “cinturón industrial” siempre ha sido el mismo: Pensilvania, Michigan y Wisconsin comparten el ganador. Trump lo hizo en 2016 y Biden en 2020.
Otra posibilidad es que Trump ganara el “cinturón industrial” y Nevada, mientras que el actual vicepresidente ganara Carolina del Norte, Georgia y Arizona. En ese caso habrá empate en 269.
Nebraska y Maine son los únicos estados que dividen sus votos electorales por distrito del Congreso en lugar de premiar al estado ganador. Si cada candidato puede ganar un distrito clave en estos estados y esos distritos marcan la diferencia en una elección tan reñida, podría materializarse un empate de 269 votos.
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¿Qué pasa si hay un empate?
Si el Colegio Electoral no decide quién será el presidente porque ambos candidatos reciben 269 votos, el asunto pasa a la Cámara de Representantes. Pero el proceso es más complicado de lo que parece, y no necesariamente para un partido mayoritario en el Congreso.
Cada estado obtiene un voto en una elección de contingencia de la Cámara, lo que significa que la delegación del Congreso de cada estado vota en bloque para decidir a quién apoyar. En este caso, mientras los demócratas tienen más representantes independientes, los republicanos pueden tener más representantes estatales (26 de 50), inclinando la balanza hacia Trump.
Paralelamente, en caso de empate en el Colegio Electoral, el Senado elige al Vicepresidente. Cada senador emite un voto, lo que significa que si el Senado está controlado por un partido que no sea la mayoría de la Cámara, podemos tener una presidencia dividida con un partido como presidente y otro partido como vicepresidente.
En una competencia tan reñida habrá tensiones legales y políticas en cada etapa. La posibilidad de recuentos, impugnaciones judiciales y presión para garantizar que se escuchen las voces de los votantes agregará un elemento de incertidumbre al proceso. Además, la polarización actual sugiere que un resultado prolongado y controvertido podría generar un clima de protestas e inestabilidad social en el país.
Por tanto, un empate de 269 votos en el Colegio Electoral es un escenario poco probable, pero no imposible. La estructura del sistema electoral estadounidense significa que incluso circunstancias inusuales tienen consecuencias muy reales. A medida que se acercan las elecciones de 2024, tanto Harris como Trump deben trabajar para ganar estados clave y asegurar una ventaja clara para evitar un resultado incierto y potencialmente divisivo.
Para los estadounidenses, un empate en el Colegio Electoral revelará una vez más la complejidad de su sistema democrático y la importancia de cada voto en un país donde unas elecciones a veces pueden decidirse por márgenes muy estrechos.
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